El último 'gentelman' de la política andaluza
| SEVILLA Actualizado: GuardarEn el Gatopardo, el príncipe de Salina asume el pensamiento de su sobrino Alfonso en la Sicilia que se incorpora históricamente a Italia en 1860: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie». Quien le iba a decir a José Antonio Griñán (Madrid, 1946) que su libro favorito contenía parte de su propio futuro político. Guiseppe Tomassi di Lampedusa no escribió este párrafo pensando en clave sucesoria andaluza, pero está claro que, con el relevo de Griñán por Chaves al frente de la Junta, se apuesta por un cambio tranquilo, sin alharacas ni estridencias, tal y como le gusta a los dos protagonistas de esta historia.
El futuro presidente de la Junta, licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla e inspector técnico de Trabajo y Seguridad Social desde 1970, rehuye de la política chabacana. A él le gusta pasar de la literatura a los hechos, pero sin abandonar un discurso sosegado.
Griñán, casado y con tres hijos, tiene claro que el que más grita suele ser el que menos razón tiene y, además, el que menos objetivos logra. Siempre va impecablemente vestido y casi nunca se enerva en la tribuna parlamentaria. Es, sin duda, uno de los últimos gentelman de la política andaluza. Le avala su amplia experiencia en puestos de responsabilidad política, tanto en los Gobiernos central y andaluz como en el Congreso de los Diputados y en el Parlamento de Andalucía. Ha sido consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía en la pasada legislatura. Entre los numerosos cargos que ha desempeñado en su trayectoria política destacan el de ministro de Sanidad y Consumo (1992-1993), ministro de Trabajo y Seguridad Social (1993-1996), viceconsejero de Trabajo de la Junta de Andalucía (1982-1986) y consejero de Salud (1990-1991). Durante la presidencia española de la Unión Europea en 1995 ostentó la presidencia del Consejo de Ministros de Empleo y Asuntos Sociales.
En el ámbito parlamentario, José Antonio Griñán fue diputado a Cortes por Córdoba durante las legislaturas V, VI y VII. Dentro del Congreso desempeñó, entre otras funciones, las de portavoz del Grupo Socialista en la Comisión para la Renovación del Pacto de Toledo sobre el sistema de pensiones y en la Comisión de Política Social y Empleo, así como la presidencia de esta última. Actualmente es parlamentario andaluz por Córdoba.
Uno de sus mayores aciertos -lo confiesa cada vez que tiene ocasión- es rodearse de un equipo serio y brillante. Suyo, y de sus colaboradores, han sido los últimos grandes éxitos de la acción política de la Junta fuera de Andalucía. Cuantificar la 'deuda histórica' ha sido un trabajo ímprobo, pero nada comparable con las dificultades que ha encontrado para que el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero se convenciese de que esta reivindicación no era ningún antojo, sino una reparación histórica.
También ha partido de su departamento el último ofrecimiento que Manuel Chaves hizo a los líderes de PSOE, PP e IUCA para cerrar un pacto por el empleo en Andalucía con 41 medidas, con las que se espera movilizar 5.000 millones de euros.
Su último gran descubrimiento le ha librado al sistema financiero andaluz de grandes quebraderos de cabeza. Griñán ha sido el artífice, junto a Braulio Medel, del no a la fusión entre Unicaja y Caja Castilla-La Mancha.