El entusiasmo en persona

Juan Carlos Campo parece dispuesto a hacer en sí mismo una prueba de resistencia de materiales. Desde que llegó al cargo, hace poco más de un mes, vive jornadas de trabajo maratonianas, breves tentempiés al almuerzo, largas cenas de compromiso y mínimas horas de sueño. La preparación de la comparecencia del ministro, la semana pasada, le tuvo toda la noche en vela. Su móvil pita a cada momento, pero él, que en su breve etapa de regreso a su Juzgado de Instrucción gaditano, aprovechó para ponerse en forma haciendo footing por el Paseo Marítimo, no se resiente. Está en pleno subidón, lo confiesa, entusiasmado por el reto que tiene delante, que no es pequeño.

Le ha tocado llegar al número dos del Ministerio de Justicia en un momento especialmente conflictivo, pero parece asustarle. Tenía en puertas un puesto en el Tribunal Constitucional y parece que estaba en la lista de «ministrables» que Chaves había propuesto a Zapatero. Todos en Cádiz suponíamos que no tardaría en volver a un alto cargo. Y así fue. A la hora de contar cómo dio el «sí» a Francisco Caamaño, se muestra cauto: « Bueno, reconozco que hablar de estas cosas me da cierto pudor, pues son muy personales y siempre afloran mal, pero fue una propuesta realizada con el rigor y a la vez el calor que transmite nuestro ministro. Habíamos hablado en no pocas ocasiones de un modelo de Justicia y ahora se presentaba la posibilidad de impulsarlo, sabedores que el reto es y será difícil pero no menos que nuestras ganas y deseos de alcanzarlo, aunando a todos los que pueden enriquecerlo. Después de algunas horas de conversación el sí era mi opción».

Entre tanto, en el despacho de San Bernardo, muy cerca del que tuvo Victoria Kent, al que se sube por una escalera inmensa, después de que se le cuadren los guardias civiles, Juan Carlos está al tanto de todo lo que se cuece en la vida política nacional y conversa con pasión acerca del momento actual. Pero aún más se entusiasma al hablar de sus hijas y cómo van sus estudios, su aprendizaje de la vida, y cómo hacer para no perdérselo.