Avance francés
| TENIENTE CORONEL. PROFESOR DEL CESEDENActualizado:Nicolas Sarkozy, inmerso en su particular pugna por el liderazgo europeo, ha intuido que sólo arrimándose al dominio tecnológico, financiero, militar y de Inteligencia de EE UU podría conseguir la cuota de poder que pretende. La apuesta es arriesgada. Para parte de los franceses, significa claudicar ante el 'imperio', como lo definía De Gaulle. Pero los resultados parecen dar la razón al presidente galo.
Con el beneplácito o directamente de la mano de su poderoso aliado, París aumenta su presencia e influencia en el mundo. Se ha convertido, de hecho, en el principal proveedor de combustible nuclear, con clientes en Asia, Oriente Medio y el Magreb. Instalará modernos reactores nucleares de tercera generación en China e India -incluyendo 300 toneladas de uranio- y participará en la ampliación del Canal de Panamá. Ha consolidado, además, sus posiciones en África, tomando el control del uranio de Níger y Congo -imprescindible para sus 58 centrales nucleares-, mientras consigue ventajosas posiciones sobre el petróleo de Nigeria y Angola.
Junto a ello, y sin ningún desgaste militar, ha abierto embajada y dos consulados en Irak, país al que venderá material militar y en el que sus petroleras se van haciendo con algunos de los principales pozos. Hasta en la arisca Corea del Norte, la empresa Cement Lafarge se ha convertido en el principal inversor extranjero. A cambio, la excelente diplomacia francesa se esfuerza por mediar entre EE UU y Rusia, en Oriente Medio y hasta con Cuba, facilitando al tiempo el uso de su base de Yibuti a las fuerzas norteamericanas y sopesando su apoyo al escudo antimisiles estadounidense.
Hace un año, Francia reforzó sus fuerzas en la misión ISAF con 700 soldados, y aportará la mitad del contingente de la policía militarizada que formará a las fuerzas de seguridad afganas. Un compromiso que sellará completando su integración en la OTAN, y aumentando a casi el doble su cuota al presupuesto, aunque a cambio de pedidos para su industria. Unos gestos excepcionalmente recompensadas por Washington con uno de los dos mandos estratégicos de la Alianza y uno de los tres cuarteles generales operacionales. Suponen una lección maestra de geopolítica y de cómo combinar con éxito la defensa, la industria y la economía, a tener en cuenta por otros países con méritos y capacidades para también exigir y lograr su parcela de influencia.