Las prisas son malas consejeras

Dice el refranero que las prisas son malas consejeras. Sin embargo, hay momentos en los que no hay más remedio que correr porque el tiempo se nos echa encima y no queda otra que apechugar con lo que toque y pisar el acelerador a fondo-quiero especificar que no me refiero al del coche, es una forma de hablar, vaya a ser que me tilden de kamikace de las carreteras-. Pero no es el caso. Me refiero a la situación que vive el Xerez Deportivo. Después de la derrota contra el Zaragoza, parece que se ha instalado en la ciudad un cierto pesimismo que por otra parte debería resultarnos inusitado, si por ejemplo echamos un vistazo a la clasificación y comprobamos que continúa en zona de ascenso. Pero claro, nos acostumbramos tan rápido a lo bueno que cuando las cosas vienen mal dadas -léase los últimos dos partidos en casa- no damos crédito a lo que está ocurriendo y buscamos alguna forma de justificarlo porque que nos parece increíble.

Creo y espero que los jugadores y cuerpo técnico son conscientes de la brillante temporada que están realizando. Pese a encajar dos derrotas consecutivas en el que hasta hace unas fechas era el fortín de Chapín, en otros momentos el equipo ha dado muestras de saber sobreponerse a las adversidades. También recuerdo a los más pesimistas que los últimos seis puntos que han volado de Jerez se los han llevado dos de los clubes más poderosos de la categoría y aunque todavía quedan algunos compromisos igual de complicados por delante, las opciones de hacerse con una de las tres primeras plazas continúan intactas. En estos casos la paciencia es una virtud y las prisas, lo dicho, malas consejeras.