Los protagonistas de la Cumbre de Londres

Considera que todos los países deben actuar con un "sentido de urgencia" para hacer frente a la crisis económica y lanza un llamamiento contra el proteccionismo .

Es partidario de aprobar un programa coyuntural coordinado basado en una reducción de impuestos y mayor gasto público para reactivar la economía mundial.

Espera que la Cumbre dé un fuerte impulso en dirección hacia la reforma de los mercados aunque está convencida que de ella no cabe esperar resultados concretos sobre cómo abordar crisis financieras.

Considera que las medidas que se acuerden deben ayudar a sostener la alicaída economía mundial y no aumentar los trámites burocráticos a las finanzas.

Llega a la cita dispuesto a debatir sobre la arquitectura financiera internacional y las modificaciones necesarias para evitar que se repitan en el futuro problemas como los que viven estos días los mercados mundiales

Acude a Londres con la expectativa de definir un nuevo sistema financiero internacional más transparente y caracterizado por reglas y controles más convincentes, al servicio del crecimiento sostenido y el desarrollo.

Se espera que presente durante la Cumbre una propuesta para dedicar hasta 104.400 millones de dólares de sus cuantiosas reservas en divisas a créditos de emergencia del Fondo Monetario Internacional (FMI)

Acude a la cita dispuesta a reclamar que el FMI abra líneas de crédito que no estén condicionadas al cumplimiento de metas económicas y defenderá la necesidad de que los países en desarrollo tengan mayor peso en el organismo.

Aterriza en Londres con la receta para salir de la crisis: más desarrollo, trabajo y ocupación, acompañado de una mayor transparencia y responsabilidad.

Aboga por establecer medidas contracíclicas coordinadas, favorecer la presencia conjunta de países desarrollados y emergentes y facilitar el acceso a liquidez a través del FMI, el Banco Mundial y mecanismos regionales

Asiste a la Cumbre sin haber adelantado qué ideas propondrá su país, pese a que su Gobierno gastará 586.000 millones de dólares hasta 2010 para impulsar el consumo interno, facilitar la inversión y paliar los efectos de la crisis.

Tiene intención de proponer la elaboración de nuevas reglas de juego en la economía mundial y el advenimiento de nuevos centros financieros, más divisas de reserva y más mecanismos colectivos de decisión.

Apuesta por una nueva regulación financiera que se extienda a todas las entidades, productos financieros, paraísos fiscales y agencias de 'rating' que son las encargadas de valorar el riesgo de los activos financieros.

Aboga por poner tope a las bonificaciones excesivas concedidas a los banqueros, introducir un sistema europeo de supervisión y gestión de la crisis y otorgar un mandato más amplio al FMI.