Españoles que sobrevivieron al Holocausto se sienten olvidados
Dos de ellos declaran en la Audiencia Nacional que la Justicia llega tarde
| COLPISA. MADRID COLPISA. BARCELONAActualizado:Ramiro Emeterio Santisteban Castillo, preso número 3.237 de Mauthausen, y Jesús Tello Gómez, número 3.841 en ese mismo centro, revivieron ayer en la Audiencia Nacional, en la primera causa abierta en los tribunales españoles contra las SS del Tercer Reich, el horror que vivieron en aquel campo de concentración nazi. «Se tendría que haber hecho justicia nada más terminar la guerra, ya es muy tarde y la mayoría no han pagado el mal que hicieron», lamentó Santisteban.
El superviviente aludía a Johann Leprich, Anton Tittjung, Josias Kumpf y John Demjanjuk, cuatro ex miembros de la unidad de élite del ejército nazi que actuaron en los campos de exterminio, residentes hoy en Estados Unidos y a quienes investiga la Audiencia Nacional. Supervivientes españoles y familiares de víctimas del Holocausto presentaron contra ellos una querella por ser responsables de la «persecución y castigo» a quienes ingresaban en los centros.
Santisteban, 87 años, y Tello, 85, ex combatientes republicanos, fueron capturados por los nazis en agosto de 1940 cuando luchaban en las filas de la resistencia francesa y pasaron cinco años en el campo de Mauthausen.
Ninguno de los dos pudo identificar ayer a los cuatro miembros del Batallón de la Calavera (Totemkopf-Sturmbann) de las SS imputados en esta causa por haber custodiado tres campos de concentración en los que fueron exterminados entre 4.300 y 4.500 españoles. «Yo tuve mucha suerte, porque los mataban de una manera o de otra, a palos o como fuese», declaró Tello, que dijo no saber cómo «salió vivo» tras «sufrir tantas penurias».
El anciano confesó que para él es «muy duro» recordar lo ocurrido durante su cautiverio, pero consideró que relatar lo que vio es «una obligación» para evitar que aquel horror se repita y para «homenajear a todos los que no pudieron sobrevivir a esa barbarie». Y así, con la voz ya débil, contó al juez Ismael Moreno el régimen de trabajo hasta la extenuación en las canteras y cómo morían cada día por la dureza de los trabajos y lo exiguo de la alimentación, apenas una patata cada 24 horas durante casi 60 meses.
Santisteban coincidió con su compañero en que «la experiencia fue muy dolorosa» y que sólo la buena salud y la juventud les salvó de una muerte segura en el campo austriaco. «Es una suerte que hayamos pasado de entre tantos muertos», relató.
Su declaración fue la primera diligencia que practica Moreno desde que en julio del año pasado admitiera a trámite la querella contra cuatro destacados miembros del Batallón de la Calavera.
España es el primer país europeo que, desde el proceso de Nuremberg en 1946, persigue a miembros del partido nazi alemán por crímenes contra la humanidad y genocidio. Moreno señaló al admitir la querella que el asesinato masivo de españoles entre 1942 y 1945 en los campos de Mauthausen, en Austria, y Sachsenhausen y Flossenbürg, en Alemania, fue «sin género de dudas» un delito calificable jurídicamente de genocidio según la legislación internacional y, por lo tanto, incluido entre los que son competencia de los tribunales españoles sin importar dónde se hayan cometido, ni la nacionalidad de víctimas o verdugos.
Un total de 54 personas asiáticas fueron detenidas ayer en distintas localidades del área metropolitana de Barcelona, en el marco de una operación para desmantelar una banda de tráfico de personas. Los dirigentes de la organización se dedicaban, presuntamente, a explotar laboral y sexualmente a compatriotas suyos, que vivían hacinados en pisos en grupos de hasta 15 personas.
La Policía Nacional les imputa los delitos de tráfico de personas, falsedad documental, asociación ilícita e inmigración ilegal. La red mafiosa actuaba desde su país, donde falsificaban pasaportes, que posteriormente eran enviados a España a través de empresas de mensajería.
La mayoría de los detenidos son víctimas de la red de explotación, por tanto estaban en situación irregular.