
El cambio climático me pone malo
Tras el gran apagón, los médicos dan la señal de alerta: las enfermedades tropicales se acercan a zonas de temperaturas medias, como España
| (COLPISA) MADRID Actualizado: GuardarA pesar de que todavía hay pocos datos y modelos para predecir con exactitud el impacto sanitario del calentamiento global y los fenómenos meteorológicos extremos, de lo que no hay duda es de su relación con algunas enfermedades -en otras se sospecha- y de que el riesgo ya está aquí. «Es lo que va a pasar dentro de 10 años, no de 70 u 80», advierte el experto Xavier Rodó, y remacha: «El área mediterránea va a ser uno de los principales puntos críticos».
Rodó, director del Institut Cátala de Ciéncies del Clima, desmiente temores infundados como el de que «nos van a invadir todas las enfermedades emergentes» tropicales, y aclara que «la malaria y el cólera no van a llegar», porque en España no se dan las condiciones para ello y nuestro Sistema Nacional de Salud está preparado para tratarlas.
El riesgo es algo mayor en patologías como el dengue o la fiebre amarilla, aunque el mayor peligro proviene de las enfermedades zoonóticas, como la encefalitis japonesa, transmitidas por huéspedes intermedios que, como los roedores, son muy difíciles de controlar. Y no faltan problemas asociados a los bandazos meteorológicos, como las olas de calor -la de Francia en 2003 fue especialmente mortífera o las inundaciones-, que favorecen la proliferación de animales transmisores de infecciones.
Víctimas del tráfico
La preocupación por las amenazas del cambio climático ha sido una constante en distintos foros celebrados esta semana. Y si Rodó trató de precisar las «certezas, mentiras e incertidumbres» sanitarias en un Encuentro de la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) con la Salud Ambiental, la directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud, la asturiana María Neira, lo hacía en el XII Diálogo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo al abogar por una «segunda revolución preventiva» y por un «nuevo pacto verde» que asegure una «urbanización saludable».
En juego hay 13 millones de vidas anuales. Tantas como las muertes ligadas al medio ambiente, cuya degradación es responsable del 25% de la tasa mundial de morbilidad y mortalidad. «Y se podrían evitar con una intervención ambiental de eficacia demostrada», recalcó Neira, quien apuesta por un enfoque positivo para «revitalizar el concepto de prevención primaria y secundaria». Un transporte no contaminante, por ejemplo, reduce la emisión de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático , pero también la polución atmosférica (el 80% se debe a los automóviles), que en España causa 16.000 muertes prematuras anuales, casi ocho veces las 2.181 víctimas de tráfico del último año. Esas «otras víctimas» del tráfico ponen sobre la mesa el problema ambiental de fondo, agravado ahora por un cambio climático sobre el que, más allá de alguna oposición anecdótica y poco rigurosa, existe pleno «consenso científico». Lo remarcó Rodó en el Encuentro de la RANM con la Salud Ambiental, donde José Luis Carreras, catedrático de Radiología de la Universidad Complutense de Madrid, citó los informes de los 2.500 científicos del Panel Internacional de Cambio Climático de las Naciones Unidas. El especialista concluyó que es «absolutamente innegable» y que «se nos está acabando el tiempo» para aplicar la solución, por lo que pidió medidas urgentes.