Traslado de Aitzol Iriondo a París tras su arresto, el 10 de diciembre. / EFE
ESPAÑA

ETA reorganiza su estructura para superar la debilidad ocasionada por los golpes policiales

La banda abre el debate sobre cómo garantizarse la supervivencia tras la caída de su jefatura y los problemas para mantener comandos

| BILBAO Actualizado: Guardar
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Las fuerzas de seguridad atribuyen la baja actividad de ETA en los últimos meses a los problemas que la organización terrorista está teniendo a la hora de recuperarse del efecto de las detenciones consecutivas de sus principales dirigentes: Garikoitz Aspiazu, Txeroki, y Aitzol Iriondo, Gurbitz, así como a sus dificultades para mantener comandos activos en el País Vasco ante la presión policial. Según las fuentes consultadas, la única prioridad que en estos momentos ocupa a la banda es cómo superar la situación de debilidad en la que se encuentra sumida y cómo reestructurarse para sortear a las fuerzas de seguridad.

La detención de Txeroki tuvo lugar el 18 de noviembre en Francia y la de Aitzol Iriondo, el 8 de diciembre. En el plazo entre ambos arrestos se produjo el asesinato del empresario Inaxio Uria en Azpeitia. Sin embargo, tras las dos caídas, ETA sólo ha llevado cuatro atentados con explosivos, sin causar víctimas. Esta actividad, además, se ha producido en un momento en el que las fuerzas de seguridad habían levantado la voz de alerta ante la certeza de que la banda intentaría poner en marcha una ofensiva terrorista durante la campaña vasca. Sin embargo, únicamente se produjo el ataque contra la sede del PSE de Lazkao, que no provocó heridos.

Fuentes consultadas han señalado que ETA, tras la caída de uno de sus dirigentes, siempre tiene que darse un periodo de tiempo para comprobar qué parte de la actividad que controlaba el dirigente etarra está quemada. Este periodo sirve para comprobar las citas marcadas por los terroristas o el control de los zulos y las casas de seguridad e implica una ralentización de todas las actividades de la banda. En el caso de la detención de Txeroki, su lugarteniente, Aitzol Iriondo, fue arrestado cuando asistía a una cita en la localidad de Bagneres de Bigorre para ponerse en contacto con un miembro de la banda que acababa de huir de Vizcaya. Según las fuentes consultadas, que el sustituto de Txeroki cayera precisamente en una cita tuvo que despertar todas las alarmas en la banda. La deducción es que una operación de ese tipo sumió a la banda en un letargo en el que la seguridad se ha convertido en su obsesión.

En este sentido, las fuerzas de seguridad no saben con certeza quién ha podido sustituir a Txeroki y Gurbitz al frente de los comandos. En distintos momentos se ha especulado con la posibilidad de que el nuevo jefe sea Jurdan Martutegi, uno de los etarras del comando Vizcaya huidos en el verano pasado, o el jefe de explosivos, Eneko Gogeaskoetxea. Un tercer nombre del responsable de la cúpula militar es Iurgi Mendinueta Mintegi, Aitor, un etarra que también había ejercido funciones de lugarteniente de Txeroki. Para las fuentes consultadas, estos nombres no pasan de las meras hipótesis. De lo que sí están convencidas es de que el dirigente etarra que haya asumido la jefatura militar se habrá centrado en crear un nuevo esquema de organización en el que se haya intentado salvar parte de la estructura que heredó de sus predecesores pero con el objetivo preferente de crear una trama lo más impermeable posible ante la presión policial.

Huida de los comandos

Asimismo, las operaciones llevadas a cabo por la Ertzaintza en el País Vasco a comienzos de marzo revelaron que el peso de ETA recaía sobre comandos formados por un liberado -a sueldo de la organización- apoyados por una red de 'legales'. La huida de los responsables de estos grupos también habrá puesto en apuros a la propia organización. Las fugas de los terroristas habrían revelado, por otra parte, que la presencia de la banda en el País Vasco era bastante débil, en especial después de que la Guardia Civil hubiera desmantelado en el verano de 2008 el núcleo duro del comando Vizcaya y localizado gran parte de los arsenales de la célula.

Así, los expertos de las fuerzas de seguridad sostienen que todos los esfuerzos de la banda se dirigen a superar su debilidad. Tras la detención de Txeroki, el ministro de Interior dijo que en ETA existía una división entre quienes cuestionaban la violencia y quienes «querían matar mucho para intentar que el Gobierno volviera a negociar». En la actual situación de vulnerabilidad, lo más urgente es asegurarse la supervivencia, por lo que se cree que esos debates han sido aplazados por la necesidad de resistir a la presión policial.

Para los expertos consultados, un dato que refleja la situación de la banda es que no ha difundido entre sus bases ningún zutabe (su boletín interno) desde octubre de 2007. Este hecho es especialmente significativo cuando, desde esa fecha, la banda ha celebrado una asamblea virtual. Para las fuerzas de seguridad, que la banda mantenga silencio indica que su oficina política ha quedado afectada por las operaciones policiales pero también que la discusión interna no interesa. Para la banda puede ser mucho más perentorio presentar una imagen de fortaleza, conscientes de que su falta de eficacia hace que las voces disidentes dentro de la izquierda abertzale se expresen cada vez con mayor contudencia.