
Piqué desatasca en el Bernabéu el partido más espeso de la era del Bosque
Una acción afortunada permitió al central catalán sellar más de medio billete para el Mundial de Sudáfrica La selección ya suma 30 partidos consecutivos sin perder, a uno del récord absoluto firmado en la etapa de Clemente
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarUn golpe de fortuna aprovechado por Piqué, actor de reparto que se convirtió en protagonista principal de una película tediosa, permitió a España vencer la resistencia de Turquía y sellar más de medio billete para el Mundial de Sudáfrica.
La selección ya suma 30 partidos consecutivos sin perder, a uno del récord absoluto de la era Clemente, pero vivió la noche más gris con Del Bosque. Se impuso quizá por inercia, porque los equipos ganadores están tocados por esa varita mágica de la suerte, pero casi todos sus jugadores actuaron muy por debajo de su nivel. Probablemente, en otros tiempos se hubiera empatado. Sufrió el equipo huérfano de Iniesta, un ejemplar único, versátil como nadie porque toca, se mueve, dribla y llega.
Cayeron en una acción a balón parado, pero los turcos no se asustaron por la grandeza del Bernabéu, ni por la condición de campeón de su adversario. Ya avisó Nihat de su disposición a morir en el campo. Se toman cada partido como una cuestión de honor, de Estado. Presumen de ser patriotas, legionarios sobre el césped.
Desde luego, salieron mucho más enchufados que una España timorata, confusa, espesota, aparentemente cansada, con enormes dificultades para crear.
Aunque fueron a menos, quisieron los otomanos marcar territorio, dejar su sello, su impronta de semifinalistas en la pasada Eurocopa. Como avanzó Del Bosque, poblaron el centro del campo de soldados, se asociaron bien y generaron peligro sobre todo por la banda derecha, donde Nihat y Tuncay hallaron los huecos que dejaban Capdevila y Cazorla. Y en defensa su obsesión fue tapar a Xavi, el mago de La Roja, sobrenombre que ya aparece incluso en la acreditación oficial expedida por la Federación.
Una internada de Nihat, que la cruzó en exceso, y un disparo de Senturk, desviado por Casillas, provocaron en sólo seis minutos el júbilo de los animosos hinchas transcontinentales. Por unos minutos, se les oía más que a los españoles en la caldera de Chamartín, avivada en prolegómenos y entreacto por El Fari y Manolo Escobar, a todo volumen, a través de la megafonía.
España sufría desdibujada, asimétrica como dicen ahora los expertos. Dejaba una banda muerta, los laterales tampoco sorprendían y no había forma de encontrar la luz con Villa y Torres. Las intentonas quedaban en nada. No brillaba la selección esta vez en el toque en corto y Xabi Alonso era la mejor alternativa en busca de algún desplazamiento hacia El Niño como los que muestra en el Liverpool. Pero no salían. La vigilancia era máxima y el campo estaba muy rápido por la lluvia.
Cambio de ideas
No se encontraba la tecla para cambiar el decorado y en el último tramo del primer período Vicente Del Bosque decidió modificar la estrategia de su equipo. Tiró a Santi Cazorla a la banda derecha, retrasó a Villa al flanco opuesto y desplegó el 4-1-4-1 con el que la selección se coronó en Viena. Pero Volkan Demirel, el irregular guardameta osmanlí, vivió tranquilo hasta el descanso. Volvió a los orígenes en la reanudación.
Sabido es que los partidos atascados suelen romperse a balón parado. Parecía escrito. Torres se sacó una falta cerca del área. La sacó Xavi, remató mal Sergio Ramos pero su acción se convirtió en un pase de oro a Piqué. Faltaba media hora y España respiró. Ayudó un cambio reservón de Fatih Terim, que poco antes había prescindido de Senturk, un delantero, para intentar mantener el resultado. Tras el gol, Del Bosque retiró a Villa -acusó las tres semanas de inactividad- y dio la alternativa a Mata. Ahora sí que España mostraba un dibujo más clásico. Ya en ventaja, manejó el partido con cierta solvencia y debió aumentar la renta. Objetivo cumplido pero freno a la euforia. Sin alardes, pero con mayor claridad de ideas, España mandó más y mejor ante un rival que perdió su rigor en la contención e incluso dispuso de ocasiones para ampliar la cuenta por medio de Silva, que suplió a Cazorla, Xabi Alonso, Sergio Ramos y Mata, pero no le hizo falta.
Ahora el equipo de Del Bosque afronta el traslado a Estambul con notable ventaja en la clasificación. Turquía está obligada a ganar para mantener sus opciones y, como quedó demostrado en la última fase del encuentro del Bernabéu, con espacios, es más vulnerable y España puede aprovecharlo.