Llevan dos décadas cantando las verdades del barquero'. / LA VOZ
CANTANTE DE DEF CON DOS

«Ahora toca joderse: que levante la mano quien no se sienta estafado »

El grupo, pionero del rap metal en España, da esta noche un concierto en Cádiz en el que presenta su último «y enrabietado» trabajo, 'Hipotécate tú'

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Definitivamente están cabreados. Muy cabreados. Con los políticos obstusos, con los empresarios usureros, con los sindicalistas lameculos, con los rojos desteñidos y con los hippis de postal. Esa rabia les viene de antiguo. Llevan 20 años convirtiéndola en canciones. En vez de romper cráneos o incendiar cajeros, los chicos de Def Con Dos trabajan su cólera, riman su furia, y la convierten en temas ácidos, crudos, que suenan como ladrillazos en un escaparate. El último que han lanzado se llama Hipotécate tú. Un rugido de indignación, al pelo con estos malos tiempos, que presentarán esta noche en la Sala Anfiteatro.

-¿Tiene hipoteca?

-Sí, claro, yo y todos los del grupo. Sabemos de lo que hablamos. Lo de Hipotécate tú es un grito de guerra que dio nuestro bajista y productor sevillano Jesús Aguijón. Hace tres años andaba de banco en banco, con la idea de comprarse una casa, pero lo mamonearon tanto que acabó renunciando. Entró en la furgoneta, fuera de quicio, y nos dijo: «Anda y que les den. Hipotécate tú, si tienes...».

-Hace dos décadas, cuando ustedes empezaron, eran un grupo de jóvenes rebeldes. ¿Qué son ahora?

-Ahora somos un grupo de... rebeldes, a secas. Creo que, pasado un tiempo, todos descubrimos, cada uno a su manera, que Def Con Dos era su vida, que hay un punto en el que se confunde dónde acaba una cosa y empieza la otra. Seguimos adelante porque esto nos gusta, porque queremos cantar las verdades del barquero, o al menos nuestras verdades, porque estamos enganchados a los viajes, a los escenarios, a la gente...

-Te sientas, tranquilito, a escuchar la música que se hace en España en 2009 ¿y qué piensas?

-Hay gente que merece la pena, no te creas. Lo que pasa es que luego también hay mucha porquería. Personalmente, estoy un poco harto del género del buen rollito: mestizaje cargante, letrillas noñas, estamos todos en comunión con el Universo, pero luego, por detrás, me lo estoy llevando doblao... Es como Manu Chao, por darte un nombre. Te estás haciendo archimillonario, vale, tío, no pasa nada... Pero no me vengas con la coña de que cantas para las favelas. Porque no es compatible. Porque el mensajito solidario y los 120.000 euros por concierto que te estás embuchando no encajan, chaval. Porque no.

-¿Cómo se hace eso de mantener viva la indignación?

-Con la que está cayendo es bastante sencillo, a no ser que estés tan dentro del sistema, tan abducido, que tengas la conciencia dormida, o que no te interese ver determinadas realidades porque te estás beneficiando de ellas. Hay un montón de cosas que nos venían cabreando de lejos y ahora estamos comprobando que teníamos la razón. Intuíamos que había una auténtica esfafa masiva en marcha, que nos estaban dando bien los políticos, los empresarios, los adalides del American way of life. Y mira por donde...

-Y el ciudadano de a pie, ¿no tiene ninguna culpa?

-Vaya que la tiene. Mientras la cosa iba bien, mirábamos para otro lado. Queríamos creer que había realmente una estructura industrial fuerte, un tejido económico sólido, cuando la verdad es que toda esa bonanza era una simple cuestión de coyuntura: la construcción estaba lavando, al por mayor, el dinero negro que hubo que esconder cuando llegó el euro. Y esa pasta se acabó. Pero no hay que señalar y juzgar sólo a las élites, no hay que mirar únicamente a la cima de la pirámide, porque todos hemos comprado un pisito y los hemos vendido después mucho más caro, y eso, querido amigo, se llama especular...

-No deja usted títere con cabeza..

-Es que nos hemos vuelto un país de bandidos. Por acción o por omisión. Nos hemos vuelto un país en el que no se admira al más honrado, ni al más trabajador, sino al más listo, en el mal sentido de la palabra, ya me entiendes... Bueno, pues ahora toca joderse. Que levante la mano quien no se sienta estafado. Lo peor es que hay mucha gente que sigue agachando la cerviz, chutada de ignorancia, pensando en su coche, en su casita y en pasar los domingo con la mujer y los niños en el centro comercial...

-¿Qué se puede hacer?

-Ruido. Mucho ruido.

dperez@lavozdigital.es