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La insurgencia tribal paquistaní se une contra la nueva ofensiva en Afganistán

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La nueva estrategia de Barack Obama para 'Afpak' ya tiene respuesta por parte de la insurgencia. El líder talibán, el mulá Omar, llevaría meses intentado aunar esfuerzos entre los comandantes y líderes tribales paquistaníes para centrar las operaciones militares en suelo afgano y lanzar una potente ofensiva de bienvenida a las nuevas tropas, según informó 'The New York Times'.

El mulá Omar, al que los servicios de inteligencia sitúan en Queta, capital del Baluchistán paquistaní, «envió seis emisarios a finales de diciembre» a las Áreas Tribales para pedir a los comandantes locales que «limaran asperezas, dejaran de combatir a las tropas de Islamabad y se fijaran como objetivo las fuerzas de la coalición en Afganistán», según testimonios anónimos de talibanes al diario neoyorquino. Estos mismos militantes aseguraron que «nuevos y jóvenes 'muyahidines' se han preparado para una campaña de atentados suicidas y artefactos explosivos improvisados (IED por sus siglas en inglés) para dar la bienvenida a los refuerzos americanos».

El resultado más importante de los esfuerzos de Omar, respaldado por el mítico comandante 'muyahidín' Jalaludin Haqqani, se plasmó en febrero con la creación de la Shura Ittehadul Mujahedeen (Consejo de Muyahidines Unidos), formado por los tres comandantes más fuertes de Waziristán del Norte y del Sur. Baitulah Mehsud, Hafiz Gul Bahadur y Maulavi Nazir, que hicieron público hace pocas semanas su acuerdo y prometieron obediencia «al mulá Omar y a Osama bin Laden».

«Unirse»

En el acuerdo también destacan la necesidad de «unirse en un mismo frente, como los enemigos lo han hecho en torno a la figura de Obama, para poder llevar el deshonor a los infieles» y auguran «un 2009 sangriento».

Los talibanes, por tanto, parecen dispuestos a dejar en segundo plano el frente en Pakistán para centrarse en Afganistán, algo que , según los oficiales americanos consultados, verían «con buenos ojos los servicios de inteligencia paquistaníes» y que por otro lado serviría para intentar devolver cierta calma a las zonas tribales -una retaguardia imprescindible para los militantes desde la época de la yihad contra los rusos-, donde en los últimos meses se han producido más de treinta ataques a cargo de aviones no tripulados.