Zapatero da en Chile el primer paso para acercarse a Barack Obama
El presidente hace un viaje relámpago para participar en la Cumbre de Líderes Progresistas con Joe Biden, Gordon Brown y 'Lula' da Silva
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarTodo esfuerzo es poco para intentar engrasar las relaciones con la Administración de Estados Unidos y convertir en agua pasada el encontronazo a cuenta de la salida de Kosovo. José Luis Rodríguez Zapatero embarcó ayer rumbo a Chile para participar en la Cumbre de Líderes Progresistas que empezaba en la ciudad balneario de Viña del Mar. No pasará en tierra firme más de de diez horas. Pero la posibilidad de compartir mesa con el vicepresidente estadounidense, Joe Biden; el primer ministro británico, Gordon Brown, y lograr una foto con los principales gobernantes de la izquierda moderada en Latinoamérica era una oportunidad que, justo ahora, el Gobierno no podía desaprovechar. El equipo del presidente busca además una reunión de tú a tú con el número dos de Barack Obama. La guinda del pastel.
Lo paradójico es que Zapatero había desestimado la invitación a este foro -estrenado en 1999 por Tony Blair, Bill Clinton y Gerhard Schroeder- para no llegar agotado a la maratón internacional de la primera semana de abril. O como dicen en Moncloa, por «economía de energía personal». El día 1 arranca en Londres la cumbre económica del G-20; luego vendrá la de la OTAN el 3 y 4 en Estrasburgo (Francia) y Kehl (Alemania); el 5 se celebra en Praga una reunión informal UE-Estados Unidos y el 6 y 7 tendrá lugar en Estambul el II encuentro de la Alianza de Civilizaciones. Y para un presidente del Gobierno que sólo en esta legislatura ha comenzado a mostrar un mínimo interés por la política exterior, era más que suficiente.
No fue hasta el miércoles, unas horas después de recibir en el Congreso un chaparrón de todos los grupos políticos por el modo en el que se gestionó el anuncio de la retirada de tropas, cuando reconsideró su decisión de delegar el asunto -en un tercer nivel el secretario general de Ideas y Pro gramas del PSOE, Jesús Caldera, y la secretaria de Estado de Exteriores, Trinidad Jiménez- y decidió que el esfuerzo de coger un avión merecía la pena. Fuentes oficiales aseguran que el viaje no tiene nada que ver con el funesto episodio y que fue el interés del resto de participantes y la insistencia de la anfitriona, la presidenta de Chile, Michèlle Bachelet, lo que le hizo cambiar de parecer en el último momento.
El Ejecutivo insiste además en que la «profunda decepción» mostrada por el Gobierno estadounidense está más que superada gracias a las improvisadas explicaciones que ofreció el secretario general de la presidencia, Bernardino León, al general James Jones, secretario de Seguridad Nacional de la Casa Blanca el pasado sábado. Esa cita podía haber servido para preparar el terreno a un posible encuentro con Obama a lo largo de la próxima semana, pero la marcha de Kosovo (con reminiscencias para los norteamericanos de la salida de Irak) acabó ocupando casi todo el espacio. Por eso, para Zapatero es vital escenificar una normalización en las relaciones bilaterales. Y el vis a vis con Biden es la ocasión perfecta.
Las posibilidades de que se produzca deberían ser elevadas porque, según aseguran en La Moncloa, el encuentro ha sido solicitado «mutuamente». Aún así, no hay confirmación.
Respuesta progresista
La conferencia de Viña del Mar, organizada por el 'think tank' británico Policy Network, tiene por objeto debatir una respuesta progresista a la crisis económica y mundial. Está previsto que los jefes de Gobierno firmen una declaración conjunta que, en principio, debería tener cierta proyección en las discusiones posteriores de la Cumbre del G-20. No en vano, Gordon Brown incluye el evento en la ronda preparatoria de esa gran cita, que durante los últimos días le ha llevado a visitar Nueva York, Brasil y, por último, Chile.
Rodríguez Zapatero pretende además aprovechar para repicar, con la fuerza que da estar rodeado de los principales gobernantes progresistas -además de Brown y Biden, el brasileño Luis Inazio 'Lula' da Silva, el uruguayo Tabaré Vázquez, el la argentina Cristina Fernández de Kirschner y el primer ministro noruego, Jens Stoltenberg- el mensaje que ha convertido en eje de su discurso político en el debate nacional: el de que esta crisis demuestra el fracaso de una concepción neoliberal de la economía y obliga a asumir los postulados de la socialdemocracia.