Sociedad

Todos quieren a Manolito

Muy emocionado, Manuel Alexandre recibe la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio de manos de Zapatero

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Cuesta creer que Manuel Alexandre haya cumplido 91 años. Imprescindible del cine español, medio que ha alternado con el teatro y la televisión a lo largo de más de seis décadas, este «enamorado de la vida» difícilmente olvidará el día en que recibió la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio de manos de José Luis Rodríguez Zapatero. «Nunca había sentido tanta emoción como hoy», expresó con la voz entrecortada el veterano intérprete madrileño minutos después de que el presidente del Gobierno le impusiera esta condecoración que suma a los numerosos reconocimientos obtenidos a lo largo de su prolífica carrera.

Trajeado y muy emocionado, Manuel Alexandre compartió el entrañable homenaje en Moncloa con sus amigos y compañeros, que dejaron muy claro lo mucho que quieren a Manolo. Besos, abrazos, confidencias, risas, entrañables recuerdos y calurosos aplausos que hicieron que al vitalista actor se le escapara alguna que otra lagrimita y le dejara casi sin palabras. Arropado por los ministros de Educación y Cultura, Mercedes Cabrera y César Antonio Molina, y con el presidente del Gobierno muy pendiente de él, Manolo, «también le llamamos Manolito», apostilla su amigo del alma, Alvaro de Luna- no se apeó de su inconfundible sonrisa cuando vio a sus amigos puestos en puesto.

No sabía qué decir. «Con las palmas me conformo. Estimo mucho la amistad y ver que tengo tantos amigos delante me deja sin habla. Quisiera saber el nombre de cada uno de vosotros para no olvidarme el resto de mi vida, no sólo tenéis aquí a un amigo, sino a un hermano, contad conmigo para lo que queráis, sea lo que sea», manifestó este actor «del pueblo y para el pueblo» al que, por este orden, le gustan «las mujeres y los percebes».

A Alexandre le brillaron los ojos cuando se hizo repaso de su vida y carrera, formada por más de 300 películas, innumerables obras de teatro y mucha televisión -su última aparición ha sido en la miniserie 20N: los últimos días de Franco-. Sus visitas al cine Encomienda, su formación como fontanero, el oficio de su padre; la guerra; el teatro, donde conoció a su «hermano», Fernando Fernán Gómez, con el que fue por primera vez a las tertulias del Café Gijón en el 42; y lo mucho que le quiere la gente de la calle.

«Todavía me asombra las cosas que me dicen», apuntó el genial cómico, que no ha olvidado las palabras de la profesora de teatro Carmen Seco. «Me gustaba mucho el drama, pero ella me dijo que no me hiciera ilusiones porque con mi figura lo mío era el trabajo cómico», rememoró.

Grande, sólido, entrañable, cercano, honesto, trabajador, humilde, bueno...Son sólo algunos de los piropos que escuchó este querido profesional al que el término «secundario» le parece siempre se dice en tono «despectivo». Con su banda y su medalla, escuchó atentamente las palabras del presidente.

«Nos has hecho reír, emocionarnos, sentir tristeza, conmovernos con los que lo pasan mal. Tu voz, tus ojos inconfundibles y ese gesto cargado de ternura que puede mover montañas te han convertido en un símbolo de tu profesión y, por extensión, de todos los españoles. Eres el nexo de unión entre los intérpretes de hoy los nombres históricos», subrayó Zapatero.

Muy cariñoso con el homenajeado, al que definió como «uno de los últimos supervivientes de esa estirpe maravillosa de actores llamados cómicos», el presidente del Gobierno recordó que Penélope Cruz y Javier Bardem «se acordaron de vosotros» cuando recibieron el Oscar.