La fuerza de 'Cristina'
El parque de Cabárceno logra sacar de nuevo adelante una elefanta rechazada al nacer por su madre
| CABÁRCENO Actualizado: GuardarÉste es un drama con final feliz ocurrido en el parque cántabro de Cabárceno. Dicen que el elefante tiene muy buena memoria, que nunca olvida un agravio y que recuerda al que le hizo daño hasta el fin de sus días. La pequeña Cristina sufrió un trauma infantil: su madre, Kira, la abandonó nada más nacer, hace tres años. Estaba abocada a una muerte casi segura, si no hubiera sido por los cuidadores de este zoo, que la han alimentado literalmente como a «un bebé» hasta que ha podido al fin incorporarse a la manada de los otros once elefantes africanos que viven allí, contribuyendo sin duda a aportar buenos recuerdos que borren el duro golpe de ser rechazada por su propia madre.
Cristina nació el 19 de junio de 2006 y es hija del macho dominante, Chisco, fallecido por aquel entonces, y de una de sus hijas, que resulta ser la matriarca de la manada, Kira. La elefantita vino al mundo con 95 kilos tras 22 meses de gestación, dos más de lo habitual en un elefante; éste pudo haber sido, creen los cuidadores, uno de los motivos por los que Kira pudo haber rechazado a su cría. Aunque también han considerado la posibilidad de que esta paquiderma era primeriza y que parió dentro de la cuadra en vez de en la pradera, sitio habitual de nacimiento de estos animales. El caso es que Kira apartó a su cría nada más verla aparecer, y fue sólo gracias a la ayuda de otra elefanta, Zambi, que Cristina pudo levantarse y mamar de su madre al menos una vez. A partir de ese momento y durante dos largos años, un cuidador de Cabárceno armado con un biberón de leche en polvo se entregaba durante tres horas diarias a la tarea de alimentar a la pequeña para sacarla adelante. Y lo consiguió, como años antes lo había hecho otro cuidador con Pepe, al que incluso tenía que acunar tras darle de comer, porque estos animales son «como bebés». Han pasado casi tres años y Cristina ya come lo mismo que el resto de la manada e, incluso, empieza a incorporarse a la vida normal de estos paquidermos.