Responsabilidad sectorial
| JEREZ Actualizado: GuardarPara Alfonso Ruiz-Mateos, consejero delegado de Grupo Garvey, el lanzamiento de la manzanilla Teresa Rivero cumple un claro objetivo de Bodegas Valdivia como es el de «engrandecer» los vinos y brandies de esta zona productora con una apuesta por la «calidad y excelencia».
Pero el hijo de José María Ruiz-Mateos tampoco desaprovechó ayer la oportunidad de recordar, y más en el marco de las tensiones sectoriales que vive la Denominación de Origen por el debate abierto entre productores y bodegas, «la gran relación que tenemos en esta empresa con la Cooperativa Virgen de la Caridad y sus socios». Como recordaba Alfonso ayer, «durante los últimos seis años le hemos comprado cerca de 40.000 botas, lo que supone unos 20 millones de litros», y añadía que «esta compra no se ha basado sólo en criterios empresariales ni mucho menos, ya que en la mayoría de las partidas no era por una necesidad de vino para Garvey, sino por otros aspectos y factores». Es decir, por la responsabilidad y la obligación social que «es uno de los aspectos principales que conlleva ser empresario, como siempre ha dicho mi padre».
Según el propio consejero delegado del Grupo Garvey admitió, «ésa es la razón de que en el primer año de nuestra colaboración se compraran 19.000 botas que en absoluto eran necesarias para la actividad bodeguera, pero que solventaban de una manera muy importante la salida de los mostos procedentes de las uvas de varios cientos de cooperativistas, muchos de los cuales tienen en ellas su principal fuente de ingreso». Esa colaboración recíproca con esos 1.000 cooperativistas activos en La Caridad «se ha ido sucediendo a lo largo de estos años».
Ruiz-Mateos hizo veladas alusiones al resto de bodegas del Marco al recalcar que con la cooperativa sanluqueña «nos une una gran amistad, sintonía y filosofía del Marco, que se basa en la defensa de todo lo que compone el sector a pesar de que ciertos operadores no lo hayan visto con buenos ojos». Insistió en que «entendemos que el Marco empieza desde el más pequeño de los viñistas hasta el comercial que vende el producto en el último rincón del mundo. De ahí que defendamos con tanto ahínco el no arranque de viñas». En su opinión, para frenar ese proceso «somos los empresarios lo que tenemos que aportar ideas, trabajo, perseverancia y creatividad para vender más vino».