INMIGRACIÓN. El tangerino, en la sede de Derechos Humanos de Puerto Real. / ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

«En lo único que pensé cuando bajé del camión fue en pedir trabajo»

Abdelaziz E. llegó a Puerto Real en 1998 oculto en los bajos de un vehículo de mercancías al que se subió en Tánger con 22 años

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Cuando Abdelaziz E. llegó a Cádiz se topó de frente con un grupo de trabajadores con monos azules a la entrada de una fábrica. Eran los años buenos de Delphi, sin sospechas de cierre, y el joven marroquí, que venía oculto en los bajos de un camión, quería ir corriendo a pedir trabajo. «No hablaba español y me dieron comida en uno de los talleres», recuerda.

El viaje había comenzado en Tánger un día antes. Abdelaziz tenía entonces 22 años y una familia que necesitaba dinero. «Pasé mucho miedo, además estaba completamente solo, pero quería conseguir un empleo y mejorar la situación». Los primeros días vivió de lo que le daban, durmió en la calle y finalmente lo acogió un sacedorte. «No recuerdo su nombre en este momento», lamenta. La estancia fue corta, el religioso llamó a la asociación Pro Derechos Humanos y comenzaron a trabajar con él. «Tuve suerte, aprendí un oficio, al principio limpiaba y trabajaba como auxiliar, luego estuve en Astilleros».

La experiencia de este tangerino, ahora con 33 años, la repitió uno de sus hermanos, que también llegó oculto en un camión. «Yo ya estaba aquí y pude orientarlo, lo pasas peor cuando llegas solo, sin saber dónde acudir y sin entender a nadie», cuenta.

En 2005 se casó con una chica tangerina que se vino con él a Puerto Real y tienen una hija. A pesar de las dificultades, Abdelaziz lleva una vida normal. Como un gaditano más, consiguió un trabajo en el sector industrial y formó una familia. Un problema de salud lo mantiene ahora alejado de la fábrica y teme que la situación de desempleo pueda afectarle también, pero ha conseguido integrarse.

No todos tienen la misma suerte. La situación económicas y los altos índices de paro han hecho de Cádiz una provincia de paso, pero no de permanencia. Apenas 42.600 residentes son inmigrantes, un 3% de la población total.