Un delincuente habitual lleva a juicio a dos guardias civiles por supuesta agresión
Actualizado:Dos agentes destinados en el puesto de Chipiona, uno de ellos con mando, se vieron sentados ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia por la denuncia que interpuso «un delincuente habitual» de la localidad, tal y como lo definió uno de los acusados, por supuestas agresiones ocurridas en el año 2006. Durante la vista oral, la abogada del Estado recordó que la supuesta víctima había relatado un episodio muy similar tan sólo un año antes, cuando mordió la mano a otro agente del Cuerpo Benemérito.
Los hechos enjuiciados ayer y que tendrán una continuación hoy con una segunda jornada, ocurrieron el 26 de marzo de 2006. Uno de los acusados patrullaba por las inmediaciones del mercado de abastos de Chipiona cuando vio que un coche derrapaba. El conductor iba en estado ebrio, según el agente, y le pidieron que les acompañara al cuartel para que se sometiera al control de alcoholemia. El acusado relató el estado de nerviosismo del denunciante, «conocido por su perfil agresivo». En el interior del coche, al ir sin esposas, agarró por el cuello al compañero del acusado, quien reconoció que le dio un manotazo para apartarlo. Siguiendo con el relato que hizo este agente, la supuesta víctima tuvo que ser reducida y esposada hasta que fue conducida a un calabozo del acuartelamiento, donde «no paró de gritar, insultar y autolesionarse», recordó el segundo acusado, un cabo de la Guardia Civil. «Avisamos a un médico para que le diera un tranquilizante, pero como no se había sometido aún a la prueba, lo descartamos». Esa parte del relato fue corroborado por la profesional del 061 que acudió al aviso, y que testificó ayer cómo pudo oír los gritos del denunciante desde la celda.
Esta persona, que cumple una pena de un año y medio por atentado a agente, ya que fue denunciado por los guardias civiles, declaró haber sido víctima de golpes sin motivos y de un trato vejatorio por parte de los procesados. Como explicación a este comportamiento, dijo que el Instituto Armado le tiene «manía». Alegó una especie de conspiración contra su persona, aunque introdujo detalles en su testimonio carentes de prueba como una lesión en la nariz, que supuestamente le produjo uno de los acusados, y que no constan en el parte de lesiones que le hicieron.
La Fiscalía, en principio, solicita dos años y medio por un delito de lesiones para uno de los acusados y una multa de 45 días por una falta de la misma naturaleza para el otro procesado.