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Editorial

Debilidad de gobierno

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L a sesión de control parlamentario al Gobierno mostró ayer el cambio que se ha producido tanto en la situación del Ejecutivo de Zapatero como en la actitud que ante él mantienen el primer partido de la oposición y los demás grupos. Tras las generales de marzo de 2008 la política española dio paso a una etapa de distensión comparándola con la crispación de la legislatura anterior. La segunda victoria electoral del actual Presidente le permitió afrontar su nuevo mandato con la confianza de sumar a sus escaños los de otras formaciones. La segunda derrota de Rajoy obligaba a éste a moderar su política respecto al Gobierno explorando líneas de colaboración. Pero a medida que el Ejecutivo se ha quedado sin los votos del PNV y no ha podido presentar apoyos alternativos, el desgaste político causado por la crisis y los errores propios han llevado al PP a adoptar un tono más crítico en su acción opositora, mientras los demás partidos optan por esperar acontecimientos. La debilidad que trasluce el Gobierno de Zapatero es toda una invitación para que la formación de Rajoy intente ganarle la partida en las sucesivas elecciones que darán inicio con las europeas de junio. Como si la sensación de fracaso e impotencia que atenazó al PP inmediatamente después de las generales de 2008 hubiera dado paso a la vivencia de su segunda oportunidad. No sería arriesgado si la sociedad no estuviese soportando esta crisis. Una crisis cuyas evidencias de hoy constituyen un severo reproche a la obstinada tardanza con la que Zapatero ha ido admitiéndolas durante año y medio. España no es Hungría, ni es la República Checa. Pero las crisis de gobierno provocadas en los países del este representan una advertencia sobre el alcance político de las dificultades económicas. El Gobierno lleva razón cuando objeta que el PP no está aportando propuestas diferentes a la acción contra la crisis. Pero corresponde al Ejecutivo de Zapatero evitar que la recesión y sus efectos se conviertan en argumento propicio para un deterioro del clima político.