La explosión no ha causado heridos, pero si pequeños daños materiales. / Efe
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ETA reanuda los atentados para extorsionar

La banda no había perpetrado atentados contra empresas desde el año 2005

BILBAO Actualizado: Guardar
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El atentado perpetrado esta marugada contra la vivienda del empresario José Manuel Arana, es interpretado en medios policiales como una acción terrorista de ETA encuadrada en las campañas de extorsión de la banda. La bomba pone fin a un periodo de cuatro años en los que ETA no había perpetrado este tipo de ataques.

La bomba de anoche eleva a 64 el número de ataques perpetrados contra empresas con el propósito de extorsionar en los últimos quince años. Aunque en el comunicado en el que asumió la autoría del asesinato del empresario Ingnacio Uria, ETA mencionó la negativa del constructor a ceder a la extorsión de la banda, el motivo principal del crimen fue la participación de su empresa, Altuna y Uria, en las obras del tren de alta velocidad.

La banda no había perpetrado atentados contra empresas con el objetivo de extorsionar desde el año 2005, año en el que cometió 18 acciones terroristas relacionadas con la extorsión y que representaron una cifra récord. Sólo en el año 2000, con 17 atentados para presionar a empresas sometidas al chantaje, se registró una cifra parecida.

Siguen las cartas

En los últimos quince años, el periodo comprendido desde finales de 2005 hasta el momento actual es el más amplio que ha transcurrido sin ataques de ETA para extorsionar. Ello no significa que la banda no haya dejado de chantajear a los empresarios pues en ningún momento ha cesado de reclamar dinero a los industriales.

Prácticamente todos los meses han llegado numerosas cartas intimidatorias a empresarios y profesionales reclamando diversas cantidades de dinero bajo amenazas. Incluso durante el periodo de tregua del año 2006 siguieron llegando ese tipo de misivas, aunque cambió la redacción utilizada por ETA en sus mensajes.

La financiación de ETA en la última década se ha basado fundamentalmente en la extorsión a los empresarios y, en muy pequeña medida, en la venta de bonos entre círculos de simpatizantes de la banda. Aunque algunos documentos de la organización terrorista abren la sospecha de que se haya realizado algún secuestro express, no se ha podido corroborar fehacientemente esta práctica y que mediante ella ETA haya conseguido allegar fondos a sus arcas.