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En la mesa presidencial, de izquierda a derecha, el Hermano Mayor de la Hermandad de Loreto Eduardo Velo García, el Hermano Mayor del Santo Crucifijo de la Salud Luis Cruz de Sola, el presidente del Círculo Cofrade El Muñidor José María Prieto Guinea y el Jefe de Comunicación de la Escuela de Hostelería de Jerez Marco Antonio Velo García.
luis cruz de sola

“No nos debe dar vergüenza sentirnos cofrades”

Luis Cruz de Sola expuso una valiente defensa de las cofradías en la Escuela de Hostelería

La Voz | Jerez |
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El Hermano Mayor del Santo Crucifijo de la Salud Luis Cruz de Sola argumentó –el pasado martes en la Escuela de Hostelería- una justa reivindicación del papel de las cofradías como entidades necesarias en la sociedad actual. Valiente, sin pelos en la lengua y utilizando un estilo directo, contundente y muy argumentado, Cruz sintetizó un discurso henchido de fundamentos eclesiales, de valores tradicionales y de experiencias propias. Se trataba de la segunda de las ponencias del ciclo dedicado a la Semana Santa organizado al alimón por la Escuela de Hostelería y el Círculo Cofrade El Muñidor. Una cita que concitó, de nuevo, el interés de una ingente cantidad de público: el salón de actos de la Escuela presentaba un aspecto abarrotado de cofrades y no cofrades.

Cruz de Sola se mostró explícito desde los primeros párrafos de su exposición: “Sí, creo en las hermandades y podría hablar aquí largo y tendido de sus muchos defectos, de sus enormes problemas, pero no, ya estoy harto de lo mismo, de fatalismo. Ahora toca hablar de sus muchos valores, de sus grandísimas virtudes. Toca defenderlas de tanta gente como le hace daño, y entre las que se encuentran esos supuestos cofrades que tienen perdido el norte. Creo en las hermandades y las defiendo y me atrevo a decir aquí que no nos debe dar vergüenza de sentirnos cofrades, sino orgullosos. Porque ser cofrade es ser cristiano, seguidor de Cristo y de María, vivir, amar y sentirse arropado por nuestra Santa Madre Iglesia, y trabajar en su seno dentro de este pequeño mundo nuestro de las Cofradías”.

Luis Cruz fue precedido, en el uso de la palabra, por Marco Antonio Velo, Jefe de Prensa y Comunicación de la Escuela de Hostelería y por su propio presentador Eduardo Velo García, Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestra Señora de Loreto en su Soledad. Marco Antonio Velo glosó, en sus palabras de introito al acto, el perfil cofradiero de ambos protagonistas de la noche: “Sobre el estrado encontramos dos nazarenos desprovistos de túnica y capuz que sin embargo jamás reniegan de su condición de tales. Dos nazarenos de jornadas desvividas por la corporación de sus amores. Dos nazarenos de escala de valores como sinergia de escalafones que conducen a los barandales del mismo Dios. De nazarenos de varas doradas empuñadas en la liturgia de las horas solemnes. Dos teóricos como mucha práctica.

Dos alfas y dos omegas que nunca ofrecen la espalda de la indolencia. Sus preceptos y preconceptos del hábito nazareno suman el decálogo del cofrade que testimonia la doctrina de Cristo en la vestidura –siempre inconsútil, siempre irrompible- de la cola sobre el brazo, el esparto/cíngulo ajustado a la cadera de la cadencia del testimonio directo y la mirada proyectada sobre un cortejo de gracia sacrosanta”.

Por su parte, Eduardo Velo también trazó una definición exhaustiva del Hermano Mayor del San Crucifijo: “Luis es importante por ser cristiano, con la fácil que es decirlo y lo difícil que es practicarlo. Es importante por ser católico, un hombre de iglesia que sabe lo que ello supone en la sociedad de hoy. Es importante por ser cofrade, pero un cofrade con mayúsculas, consciente de la importancia de las Hermandades y de cuantos nos necesitan. Y por último es importante porque es un cristiano, católico, cofrade y además valiente. En estos tiempos de tanta fe vergonzante, de tanto utilizar a los cosas de Cristo y de su iglesia solo para lo que interesa, hacen falta muchos Luis Cruz que proclamen a boca llena lo importante que es creer en Cristo y lo importante que son las Cofradías como valioso camino para la salvación”.

Luis Cruz de Sola habló en nombre propio y en legítima representación de todos los cofrades: “Sí, aquí estamos. No tenemos santos elevados a los altares, pero todos los que estamos aquí hemos conocido y convivido en algún momento con la auténtica santidad, la del trabajo diario sin pedir nada a cambio, la de la entrega sin límites, la del amor desmedido, la de la otra mejilla. ¿O acaso no fue un santo mi hermano en mi Santo Crucifijo Pedro García Rendón, cofrade de los de verdad, de los de detrás del antifaz perpetuo, de los de la humildad absoluta, de los de corazón enorme abierto a todos? ¿O no fue acaso un santo mi también hermano en las Cinco Llagas de Nuestro Señor Jesucristo, Manolito Guerrero, servicial hasta la desesperación, amante de Cristo con locura, entregado al mundo sin límites? Y podía, podíamos entre todos reseñar aquí los nombres de decenas de auténticos santos cofrades. Los mismos santos cofrades que componen la más maravillosa de las procesiones que surca los dominios de nuestro Salvador. Sí, aquí estamos. No aportamos grandes teólogos, porque nuestra fe es sencilla; la del carbonero decía antes. Tiene sus pilares en la mirada de un Cristo o de una Virgen, crece con el pellizco que sentimos al vestir la túnica, al fajarnos para cargar al Hijo de Dios, al escuchar una marcha, al oler a incienso, al ir alguna vez a Misa porque lo marcan nuestras Reglas”.