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ALEGRÍA. Los jugadores celebran el triunfo tras el partido. / G. S.
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El Cádiz aprovecha con una victoria en Antequera la ocasión de sentenciar la liga

A. CARBONELL
| ANTEQUERAActualizado:

Cuando en una discusión las cosas se ponen calentitas, cuando las voces se confunden entre tantas opiniones, cuando se desconoce quien manda en una reunión, cuando no hay nadie que imponga su criterio siempre debe aparecer el líder, ese que con un sólo aspamiento y un ligero ascenso en el tono de su voz orienta las miradas de todos los presentes, sienta cátedra y sentencia con su sóla presencia. Y aprovechando que concentra la mirada del candidato que ha osado hacerle frente alza su voz y coloca a cada cual en su sitio y él vuelve a tomar el que le corresponde.

Algo así tuvo que hacer ayer el Cádiz en Antequera después de que hace tan sólo unos días diera muestras de flaqueza donde nunca hay que darlas, en Carranza y ante su gente. La derrota frente al Granada había dado alas a un Jaén que intentaba subirse a las barbas de un equipo gaditano que nunca lo va a consentir.

La ocasión se le presentaba inmejorable al conjunto de Javi Gracia cuando se llegó al descanso en Antequera. En Puertollano caía el Jaén y sobre el tapete del Cádiz se presentaba una jugada maestra. Y salió. Vamos, que si salió. Como no va a salir si se cuenta con un bombardero de nombre Mariano y de apellido Toedtli que con el gol de ayer amenaza el récord histórico de Paco Baena. Porque hasta que no se llegó al descanso con un insulso empate a cero, el Cádiz nunca el sello de un líder.