Contraterrorismo público
| TENIENTE CORONEL. PROFESOR DEL CESEDEN Actualizado: GuardarEl Gobierno británico ofrece al gran público su nueva estrategia para contrarrestar el terrorismo internacional, encarnado en el extremismo islamista, con un boato impropio de tan relevante documento. Pero sus objetivos están perfectamente definidos. El Gobierno es consciente de que para derrotar a la amenaza terrorista no basta con disponer de buenos planes. Además, los terroristas, o los que pretendan jugar a este juego mortal, tienen que saber que estos existen y que, por supuesto, se van a poner en marcha con todas sus consecuencias.
Para el Reino Unido este tema no es en absoluto baladí. Con la dramática experiencia de los atentados del 7-J de 2005 aún fresca en la memoria, Londres acoge la semana próxima la cumbre del G-20. Un acontecimiento importantísimo y, por tanto, objetivo prioritario para cualquier grupo terrorista, en su permanente búsqueda de la mayor publicidad para sus acciones y su causa. No obstante, esta nueva estrategia antiterrorista está concebida sobre todo pensando en los Juegos Olímpicos de 2012, en los que no se va a escatimar ningún esfuerzo en el campo de la seguridad.
Con esta política novedosa se pasa del secretismo a casi una total difusión, dejando caer que sólo se ocultan ciertos detalles de ejecución, para mayor inquietud de los terroristas. Al tiempo que las autoridades de Reino Unido ponen de manifiesto su indoblegable voluntad de utilizar cuantos medios estén a su alcance para poner coto al terrorismo, empezando por no tolerar el proselitismo radical entre los 2,4 millones de musulmanes británicos.
El plan anuncia sin reparos que, justo antes de los Juegos, la Inteligencia británica gastará 35.000 millones de libras anuales en contraterrorismo. Que se ha duplicado el número de policías dedicados exclusivamente a estas labores y que el Servicio de Seguridad, el famoso MI5, ha doblado su tamaño. Al tiempo que alerta de que se instruirá en estas cuestiones a 60.000 personas procedentes de las más diversas profesiones.
El Gobierno de Londres no deja de recordar que la vigilancia es máxima sobre cualquier posibilidad de hacerse con material nuclear, biológico, químico o radiológico que pudiera emplearse para cometer atentados. Y envía el mensaje de que se han detectado 30 planes, evitado la actuación de 200 grupos y llevado a juicio a más de 2.000 presuntos terroristas. La suya ha sido, por tanto, una decisión acertada que seguro tendrá enormes efectos disuasorios.