Economia

Altos ejecutivos de Estados Unidos rechazan la ley que gravará sus primas por resultados

La decisión del Congreso estadounidense de gravar las primas por resultados de los ejecutivos de las empresas que recibieron fondos públicos sembró el estupor en el mundo de los negocios, que ve en ella una grave amenaza a su futura competitividad. El director general de Citigroup, Vikram Pandit, auguró «un importante retroceso si perdemos a nuestros colaboradores de talento porque el Congreso impone una tasa especial a los empleados de los servicios financieros».

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Citigroup, uno de los principales beneficiarios de los fondos públicos, anunció que está discutiendo la medida con instituciones y altos funcionarios en Washington, con la esperanza de que el Congreso la retire.

La Cámara de Representantes dio luz verde el pasado jueves a un proyecto de ley tendente a gravar con una tasa de 90% las primas percibidas por los asalariados cuya remuneración supere los 250.000 dólares anuales en las empresas que hayan recibido más de 5.000 millones de dólares de ayuda pública.

El texto, si es definitivamente aprobado, se aplicará a Citigroup y a otros cinco bancos, así como a la aseguradora AIG, a las financieras Fannie Mae y Freddie Mac, al fabricante de coches General Motors y a su antigua filial de crédito, GMAC.

El 'efecto AIG'

El proyecto fue aprobado de urgencia tras la revelación de que ejecutivos de AIG habían recibido primas por 165 millones de dólares para estimularlos a permanecer en la empresa, que obtuvo una ayuda de más de 170.000 millones de dólares. Esos bonos provocaron un estallido de cólera incubado desde hace años: un estudio demostró en 2007 que la remuneración media de un alto cargo empresarial era 411 veces más alta que la de un asalariado medio.

La administración Obama ya ordenó que los ingresos de los directivos de las empresas que recibieron fondos públicos tuvieran un límite máximo de 500.000 dólares anuales.

Pero algunos expertos temen efectos nefastos: en la banca, un límite así es una «enorme reducción» de las ganancias. «En un mercado competitivo, no se encontrarán personas que acepten esos altos y complejos cargos por apenas una parte de lo que ganarían en otro lado», afirma Don Lindner, de la asociación de recursos humanos WorldatWork, que cree que encorsetar las remuneraciones podría desanimar el talento.