Marcelo y Huntelaar acaban con el Almería

Mucho se especuló durante la semana sobre el efecto 'Hugo Sánchez'. El técnico mexicano llegaba con la vitola de haber superado a los blancos en su feudo hace cinco años en su etapa en el Pumas. Sin embargo, sólo hizo falta un tiro de Marcelo y el oportunismo de Huntelaar para que los locales solventasen el partido y amarrasen los tres puntos. El Real Madrid ganó con poco fútbol, escasas ganas, pero impresionante pegada. Los blancos no echaron de menos a Guti y Juande Ramos pudo respirar tranquilo: mantiene viva la Liga una semana más.

El Real Madrid saltó al césped del Bernabéu con una apatía inusual en unos jugadores que tienen como único objetivo recortar puntos al Barça. La desconexión de los futbolistas blancos con el partido sorprendió al Almería . Los andaluces esperaban replegados una avalancha de juego ofensivo local que nunca llegó. De la alineación de Juande Ramos se desprendía un intento por agradar al público con un estilo de más ataque. El técnico de Pedro Muñoz dejó a Gago en el banquillo y dio a Sneijder la oportunidad de demostrar lo equivocado de las críticas que le tachan de defensivo.

Nada más lejos de la realidad. El Madrid salió dormido al encuentro. El medio campo no generaba fútbol, Raúl y Huntelaar no entraban en juego, lo mismo que Robben. Los minutos transcurrían en la más absoluta intrascendencia. Sólo un remate de cabeza de Uche puso a Casillas en aprietos. Del Madrid no había noticias. El ritmo del partido era propio de un amistoso de pretemporada, no de un choque donde estaba en juego el título del campeonato y la permanencia. El Almería , mucho más agresivo, intentaba sin suerte cercar la meta rival.

En lo anodino de la tarde surgió un chispazo. Mediada la primera parte, Senijder lanzó una falta que rechazó la defensa almeriense.

El esférico quedó suelto en la frontal del área y Marcelo, de un fortísimo derechazo, batió a Diego Alves y despertó de la siesta al estadio. Era el primer tiro entre palos de los locales. Pero el sueño regresó enseguida ayudado por el soporífero partido. El Madrid reculó unos metros y cedió el esférico a los rojiblancos en busca de una contra. Los de Hugo Sánchez pusieron más corazón que cabeza y empuje que calidad, por lo que no llevaron peligro al área blanca. Triangulaban bien hasta tres cuartas partes de campo, donde se les apagaban las luces y cometían numerosas e infantiles imprecisiones.

Gran pegada

Pepe y Cannavaro no tuvieron muchos problemas para detener las acometidas de un Almería muy mermado por la baja de Negredo, su máximo goleador. Sin el delantero madrileño los andaluces se encomendaron a la velocidad de Uche y al ímpetu de Piatti para poner en aprietos al Madrid, algo que nunca sucedió. Sólo Crusat inquietó por la banda derecha superando una y otra vez a un desconocido Sergio Ramos.

En la segunda parte nada cambió. Los dos conjuntos mantuvieron sus insípidos planteamientos. Marcelo parecía el único con energías y ganas para jugar al fútbol. Corrió tras un balón que parecía perdido -algo que ningún compañero habría hecho- y enganchó un tiro que se estrelló en el travesaño. Poco después, Huntelaar resolvió dentro del área un balón suelto y llevó el segundo al marcador. El holandés demostró su olfato goleador con la tercera diana blanca, la segunda en su cuenta particular, tras culminar una jugada de Robben que desbarató Diego Alves y que el ariete 'merengue' no perdonó a puerta vacía. El Almería bajó los brazos y el Madrid se dedicó a pensar en el próximo compromiso ante el Málaga.