La intuición de Antonio
El padre de la joven asesinada sospechó desde el primer momento del supuesto responsable de la muerte, avisó de que el cadáver de su hija no estaba en el río y alertó de más implicados
Actualizado:El calvario de la familia de Marta del Castillo ha resultado ser una travesía macabra a la que, de momento, no se le atisba el principio del fin. No hay consuelo para Antonio Del Castillo y su esposa Eva Casanueva. Una de sus tres hijas ya no volverá jamás. Una asuencia que astilla el corazón de unos padres que reclaman saber la verdad y la máxima condena para los autores de tan atroz crimen.
Antonio y Eva, en poco más de dos meses, han tenido que afrontar la desaparición de Marta, su búsqueda casi sin esperanza durante 21 días, la primera confesión de su asesino, el conocimiento de la participación de otros amigos de su hija en el crimen, el rastreo por el río, los cambios de versiones y, finalmente, que su retoño fue violada y arrojada sin vida a un contenedor.
Y todas estas revelaciones televisadas, casi al minuto, por todas las cadenas de televisión. Prensa y radio también han dado una relevancia especial a este caso. Antonio del Castillo entiende que este es el precio que hay que pagar para que, por un lado, no se deje de buscar el cuerpo de su hija y, por otro, avivar el debate para que el Gobierno celebre un referéndum sobre la posible instauración de la cadena perpétua en nuestro país.
Antonio y Eva, en cualquier caso, han demostrado que conocían muy bien a su hija. En esta dramática y desconcertante historia, la intunción de Antonio se ha adelantado, en varias ocasiones, a las pesquisas policiales.
El 24 de enero, sobre las cinco y media de la tarde, Marta charlaba con una amiga a través de Internet. «Bueno gorda, te dejo que está Miguel abajo esperándome». Esta frase marcó el inicio de las investigaciones policiales.
Pero Miguel Carcaño declaró, en las dos o tres comparecencias ante la policía en los primeros días de la desaparición de la joven, que había estado con Marta por la tarde, pero que a las nueve y media la acompañó hasta las inmediaciones de su casa.
Antonio del Castillo desconfió desde el primer minuto de esta versión. Nunca le gustó que Marta fuese amiga de Miguel, al que consideraba un joven violento y conflictivo. Marta le dijo a su madre, durante los meses en que salió con Miguel, que éste le gustaba mucho, pero que era celoso, posesivo y a la vez, ligaba con todas. A Antonio le desconcertó que el domingo 25, cuando amigos y familiares de Marta la buscaron por toda Sevilla, el único que no participó fue Miguel. Samuel B.P., también imputado por esta causa, sí tomó parte en los rastreos e, incluso, acompañó a Antonio hasta la Comisaría.
Cuando se conoció que la policía había detenido, finalmente, a Miguel Carcaño el 14 de febrero, Antonio declaró: «Ahora están buscando en la dirección correcta».
El asesino confeso de Marta dijo tras su detención que el crimen se produjo tras una fuerte discusión sentimental, porque Marta quería que volvieran a ser novios. Antonio y su esposa Eva negaron rotundamente tal posibilidad e, incluso, pidieron a los medios de comunicación que no hablaran de Miguel como el ex novio de su hija, porque sólo habían tenido una relación de un par de meses. En la versión del 17 de marzo, Miguel revela que forzó sexualmente a Marta y que, minutos más tarde, ayudó a El Cuco a asesinarla. «Mi hija era demasiado confiada, nunca imaginó que alguien pudiera hacerle algo tan malo», expresó Antonio.
Cambio de escenario
Tras más de veinte días de infructuosa búsqueda del cadáver en el cauce del Guadalquivir, Juan José López Garzón, delegado del Gobierno en Andalucía, atendiendo a los informes policiales y judiciales existentes, dijo que existía un 99,9% de posibilidades de que el cuerpo sin vida de Marta estuviese en el río. Antonio, días más tarde, dijo que él no creía ya que su hija estuviese en las aguas del Guadalquivir. De hecho, comenzó a buscar por su cuenta en descampados cercanos a la casa de la novia de Miguel, en Camas. En efecto, el presunto asesino confiesa el 17 de marzo que no tiraron a Marta al río, sino a un contenedor de basuras.
Un día antes, Miguel dijo a la policía que el asesino había sido El Cuco. El 18 de marzo, en rueda de prensa, Antonio niega tal posibilidad: «El Cuco mide metro y medio y mi hija le sacaba dos cuartas». Una vez más, se cumplió la predicción de Antonio. Miguel ya le había contado a la policía que él ayudó a El Cuco a matarla.