
El gran susto de Trafalgar
Una lavadora incendiada obligó a evacuar a los vecinos de un bloque situado en esta calle; siete requirieron asistencia médica xxx
Actualizado: GuardarLa madrugada del jueves al viernes se declaró un pequeño incendio en el número 13 de la calle Trafalgar que, aunque no causó ningún herido, si provocó un buen susto a todos los vecinos del bloque. El humo hizo necesario el traslado, por dos ambulancias destacadas al lugar del suceso, de siete personas, tres de ellas menores, al Hospital Universitario, con síntomas de intoxicación por inhalación de humo y crisis de ansiedad. Sin embargo, fueron dados de alta al poco tiempo de ingresar. Mientras, se producía la evacuación de algunos vecinos debido a la cantidad de humo.
Los hechos sucedieron sobre las 1.30 horas en el primer piso, letra D, cuando por causas que aún se desconocen salió ardiendo una lavadora que se encontraba en la cocina de la vivienda. El fuego afectó al citado electrodoméstico y algunos muebles cercanos a la zona de la cocina.
Hasta el lugar de los hechos se desplazó un vehículo y dos bomberos del parque de Tres Caminos, que cuando llegaron se encontraron con agentes de la Policía Local que intentaban apagar las llamas con un extintor sin éxito. Los bomberos, provistos de equipos de respiración, procedieron a la extinción del fuego utilizando unos 300 litros de agua, evacuando posteriormente el denso humo que se había formado y que afectó a parte de los pisos, cuyos ocupantes salieron a la calle, para volver a sus casas sobre las tres de la madrugada, excepto los ocupantes de la vivienda afectada, que pasaron la noche en casa de un familiar.
En el piso donde se declaró el incendio vivían Luis Sierra y su mujer Noelia, con un hijo de 18 años y una pequeña de seis. Un vecino, Adolfo Marchante, se percató que algo ocurría al escuchar muchas llamadas por los telefonillos, aunque creyó que era una gamberrada de los jóvenes que suelen reunirse en la zona. Después escuchó las sirenas, abrió la puerta de su casa, que se le llenó de humo, y bajó las escaleras para ver lo que pasaba. «Me resbalé y caí al suelo», y al percatarse del incendio, «volví a subir cojeando y saqué a mi mujer y a mi hijo de 18 meses cubierto con una toalla mojada sobre la cabeza», relató.
puertoreal@lavozdigital.es