Religiones
Que las iglesias exijan a sus fieles el fiel cumplimiento de las leyes y preceptos que predican es, además de coherente, absolutamente legítimo; pero por favor, que estas exigencias se hagan siempre dentro de sus respectivos templos y comunidades -aunque de todos es conocido que las mayores broncas por no cumplir con las leyes divinas, se las llevan siempre los que cumplen y acuden a los templos-.
Actualizado: GuardarLos hindúes, por ejemplo, no pueden o no deben comer carne de vaca por mucho apetito que tengan, ya que este animal -según su religión- es sagrado. Tenemos de advertir, que en la India no se ha detectado ni un solo caso de vaca loca, mientras que en Europa hemos tenido que incinerar miles de estos animales. Es paradójico, ¿no creen? Y por cierto, jamás tuve que soportar ninguna regañina de ningún sacerdote hindú a cuenta del salvaje holocausto vacuno. Lo mismo sucede con los musulmanes, a los que su religión les prohíbe comer carne de cerdo. Un día un veterinario musulmán dijo: «En el nombre de Alá, clemente y misericordioso, que yo acabo con la peste porcina», y hasta el día de hoy. Ellos viven felices sin comer jamón y seguros de no morir de triquinosis.
De todas las religiones los católicos son los más evangelizadores y, por tanto, digamos que también son los más entremetidos. Ellos no se conforman con dirigirse a sus respectivas comunidades, indicándoles y aconsejándoles que no usen preservativos y prefieren hacerlo «Urbi et orbe».
Y eso, con el debido respeto, creo que es una irresponsabilidad, porque aunque produzca menos placer y exista un 15% de riesgo de contraer el sida -desconozco al autor o autores de tan importante informe estadístico- el uso de preservativos es hasta la fecha, el mejor modo de combatir tan espantosa enfermedad -más espantosa cuanto más pobre es el infectado o la infectada-.
Por eso, es conveniente no creer ciegamente en lo que digan los demás, aunque este sea el mismísimo san Mateos, y si no, compruébenlo ustedes mismo con la lectura del siguiente texto del Evangelio: (Mt 7,21.24-27): «No todo el que me diga: 'Señor, Señor', entrará en el Reino de los
cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina». Si ustedes están pensando en construirse una vivienda, consulten primero a un profesional de confianza del gremio, porque las casas más seguras al día de hoy, son precisamente, las que se construyen en terrenos arenosos.
Francisco Rodríguez Apolo. Jerez