Por la hermandad, hermanos
Hay gente que considera que lo de los hermanamientos entre aficiones es una solemne tontería. A mí no hay cosa que más me guste, imagino que por aquéllo de que como tengo tantos amores repartidos por toda España, mi instinto maternal florece al ver a todos mis retoños llevarse a las mil maravillas. Es el caso de mañana, día en el que Carranza recibe al Granada, un equipo que me cae francamente bien. Antes del partido, en la Peña Manolín Bueno se tiene previsto agasajar a las peñas del conjunto granadino que se desplacen hasta la capital gaditana. La verdad es que este tipo de actos deberían proliferar más para que, entre otras cosas, el protagonista de los encuentros fuera, no sólo el buen juego, sino también el buen ambiente en las gradas.
Actualizado: GuardarCon lo que nos gusta comer y beber en Andalucía, qué mejor excusa que juntarse ambas partes para brindar con una buena y fría cervecita al olor del pescaíto frito. Todos deberíamos aportar nuestro granito de arena para que los fines de semana el fútbol fuese una fiesta y no una muestra de agresividad y mala leche, que de eso ya andamos sobrados cada vez que acudimos al trabajo o a las oficinas del INEM. El pasado sábado, San Mamés no se asemejó, ni por asomo, a Anfield Road como muchos idiotas quisieron hacer creer a tres o cuatro ignorantes despistados. Aquéllo fue un verdadero campo de batalla en donde por mucha casta que le pusiera otro de los equipos de Joaquín Caparrós, no hubiesen ganado en la vida y menos a un Real Madrid que venía herido del auténtico Anfield. Nunca subestimes a tu enemigo, nunca menosprecies a tu rival. Trátalo con dulzura y cariño. Que se confíe con tu sonrisa y así llegará más relajado al combate. La sorpresa será mayúscula y su poder de reacción, menor. Suerte para esta tarde.