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ANÁLISIS

Europa se pone seria

Las reuniones en Bruselas sin contenido son, como el vino y el queso de buena calidad, una especialidad de Europa. Pero esta vez no ha sido así. En su cumbre de primavera, los líderes europeos han demostrado que están dispuestos a ponerse serios en la búsqueda de soluciones para la actual crisis económica. Esto no significa que no existan tensiones sobre los planes fiscales o la regulación del sistema financiero. Sigue habiéndolas, pero es evidente que Europa quiere desempeñar un papel importante en la salida de la crisis y, en concreto, ante la cita del G-20 ampliado que se celebrará dentro de dos semanas en Londres. Los reunidos, incluida España, representan a los Estados más ricos del mundo y a los más importantes en vías de desarrollo. Más del 80% del comercio mundial se realiza entre ellos, por lo que sin acuerdos en la capital británica las perspectivas para la economía mundial serán muy pesimistas.

DAVID MATHIESON
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La cumbre europea ha supuesto, no obstante, un buen comienzo, especialmente en lo que se refiere al llamamiento contra las prácticas proteccionistas. El descenso al proteccionismo, que exacerbó la crisis de los años 30 convirtiéndola en una catástrofe, fue durísimo para Europa. Sufrió más que cualquier otro continente las negras consecuencias de aquella política, y desde entonces los europeos han aprendido mucho de la experiencia. Aunque se produzcan tensiones en el seno del mercado único en algunos sectores como los servicios financieros, y entre algunos países del Este y de Europa Occidental, lo notable es la cohesión de la UE ante una crisis que no tiene parangón.

Ahora lo que se necesita es cerrar las fisuras con EE UU. Washington quiere hacer hincapié en la coordinación de los planes fiscales para estimular la economía global. Por su parte, Europa considera que sus gastos estatales ya se sitúan muy por encima de los movilizados por EE UU y algunos países -en concreto Alemania- no están dispuestos a endeudarse más. Y en cuanto a la regulación y supervisión del sistema financiero mundial, la Unión dispone de un plan pactado y bastante desarrollado, mientras que el Gobierno norteamericano todavía tiene que aportar ideas más claras. Queda mucho por debatir y discutir en las dos próximas semanas para que la cumbre del G-20 constituya un éxito. Una pieza clave será que Europa mantenga el elevado grado de unidad mostrado en su última cumbre.