CÁDIZ

Con este cucurucho queda inaugurada la primavera

El célebre Salón Los Italianos reabrió sus puertas el miércoles en un ritual que anuncia nueve meses de sol para los gaditanos

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Como en la ciudad de Cádiz todo es obligatoriamente pequeño, la primavera la anuncia una heladería en vez de unos grandes almacenes. Cuando Los Italianos abre sus puertas, los lugareños saben que han comenzado sus nueve meses largos de primavera-verano, que dirían las pretenciosas revistas de moda y tendencias. Desde marzo hasta que asoma noviembre, la playa es el recreo de todos, pegan las mangas cortas y apetecen los helados. Ese es el periodo, casi coincidente, en el que abre sus puertas el establecimiento decano del sector en la ciudad de Cádiz. Es el salón de Gianni Campo.

A pesar de su nombre, es gaditano y se bautizó en la vecina iglesia de San Antonio. Eso sí, sus padres eran italianos. Fueron los que fundaron el negocio hace ahora 59 años, en 1940, tras una experiencia similar en Madrid. Gianni se hizo cargo de la heladería apenas cinco años después. «Desde entonces siempre hemos abierto un poco antes de Semana Santa, para cerrar en octubre. Siempre excepto un año, que tuvimos obras de reforma».

Sabe que su anual reapertura se ha convertido en un rito, en la liturgia social y pagana que anuncia el final del invierno, el comienzo de la extensísima primavera gaditana, una de las pocas del mundo que cuenta con más de ocho meses. Esa señal se produjo, en este año 2009, el pasado miércoles 18, en vísperas del día de San José. Todo sigue igual, apenas algunos retoques. Pintura remozada y sobria decoración revisada. Como única novedad, una enorme foto del impresionante Valle Zoldana, en la localidad transalpina de Belluno, lugar de origen de la familia, punto de nacimiento del abuelo de Gianni.

Más allá de la estética, lo esencial permanece. Los primeros topolinos ya han sido servidos. Esta especialidad, que nació con el local, ha sido incluida en la reciente Historia del Chocolate en España como uno de los hitos del arte repostero nacional en el siglo XX. Ya puede disfrutarse, como cada primavera.

Las mesas aún no están puestas, «alrededor de Semana Santa las instalaremos». Pero el ritual de acercarse al mostrador y pedir un cucurucho para celebrar que el mal tiempo ha quedado atrás sigue tal cual. Como cada año, desde hace casi 60. Algunas tradiciones más extendidas por España tienen menos tiempo de vida y menos sentido.