SINTONÍA. Rodríguez Zapatero departe con el primer ministro británico, Gordon Brown, en un descanso de la cumbre. / AP
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Europa descarta más planes de estímulo

Alemania considera que ya se ha hecho un esfuerzo suficiente y que nuevos programas, como exige EE UU, dispararían el déficit y la deuda España obtiene 337,5 millones para infraestructuras energéticas

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Confrontados al ridículo de haber aprobado en diciembre un plan sin dotación presupuestaria, los líderes comunitarios alcanzaron ayer un acuerdo sobre el plan extraordinario de la Comisión Europea que prevé acelerar la realización de una serie de infraestructuras de transporte energético y de las telecomunicaciones, con un importe global de 5.000 millones.

El programa en cuestión forma parte del Plan de Reactivación Económica de la Comisión, que prevé inversiones globales de 200.000 millones, entre fondos comunitarios (30.000, sumadas las aportaciones del Banco Europeo de Inversiones) y de los Estados miembros (los 170.000 restantes, definidos según el libre albedrío de cada país pero de una «manera coordinada con los demás socios comunitarios»).

En su decisión de diciembre, el Consejo Europeo avaló la propuesta de la Comisión, que contemplaba reasignar a estos usos hasta 5.000 millones de la Política Agrícola Común no utilizados que debían detraerse de los presupuestos de 2008 y 2009. El primero de esos ejercicios presupuestarios, el de 2008, fue clausurado sin que se adoptara provisión alguna con respecto a esas necesidades de gasto, y el dinero sobrante retornó a los Estados miembros, en función de las claves de reparto habituales. Ayer, la cumbre llevó a cabo dos ejercicios simultáneos: aceptó que los 5.000 millones se recolecten entre los fondos destinados a agricultura y no empleados durante los ejercicios de 2009 y 2010, y aprobó la lista de proyectos en los que serán invertidos durante los dos próximos años. Este horizonte temporal de inversiones era el máximo que la canciller alemana Angela Merkel estaba dispuesta a aceptar.

Por la mañana, ante el Bundestag (Cámara Baja), había descartado una mayor participación financiera de Alemania en el proyecto Nabucco (el gasoducto en fase de realización que conducirá gas del Caspio a la UE por el sur), al situar esta iniciativa en un marco de realizaciones que trasciende al momento de la crisis económica actual.

El secretario español de Estado para la UE, Diego López Garrido, que daba cuenta del acuerdo de la cumbre (pendiente de formalización), manifestaba que «en 2009 y 2010 habrá dinero suficiente para acometer los proyectos previstos y estará contemplada incluso una cláusula de salvaguardia para garantizar que el gasto será acometido». En la lista de proyectos hay tres que conciernen a España, con un presupuesto global de 337,5 millones. Se trata de la interconexión eléctrica en muy alta tensión con Francia por Cataluña (225 millones, al 50% entre España y Francia), la instalación de captura de carbono de Compostilla, en León (180 millones), y la conexión gasista de Francia con el Magreb por España, tasada en 200 millones y en la que, inicialmente, no había dotación para España, pero que se iba a cerrar ayer noche con 45 millones para realizaciones españolas dentro del proyecto general. López Garrido consideraba el compromiso de «muy satisfactorio» para los intereses españoles.

Aunar posiciones

Este compromiso se aventuraba anoche como el único concreto de una reunión del Consejo Europeo, cuyos mensajes, de índole general y en buena medida voluntaristas en la medida en que la consecución de los objetivos subyacentes depende de otros foros, resultaban manifiestamente reiterativos.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión insistieron en que ya han hecho un «esfuerzo muy importante» para combatir la crisis económica, pidieron más tiempo para que surtan efecto las medidas adoptadas hasta ahora y descartaron adoptar una nueva ronda de planes de estímulo, tal y como pide Estados Unidos, porque ello dispararía el déficit y la deuda. Merkel reiteró la negativa de Berlín a lanzar nuevos programas con este objetivo al considerar suficiente el esfuerzo realizado hasta ahora. «Queremos un enfoque europeo. Cada Estado miembro, individualmente, ha presentado sus programas y creo que son suficientes», señaló.

La primera sesión del Consejo Europeo de primavera se centró en la crisis financiera, su impacto en la economía real y en el empleo y los preparativos de la cumbre del G-20 que se celebrará en Londres el próximo 2 de abril. Sin embargo, este tipo de conferencias ha perdido prestancia, con el desleimiento de la Agenda de Lisboa. Pero el estamento político tomó ayer Bruselas al asalto: a la conferencia europea se sumaron las cumbres del diálogo social y de socialistas y populares europeos. La ciudad era intransitable, con tanta caravana oficial y tanto foco arriba y abajo.