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Mingote, Darío Villanueva y Gregorio Salvador toman el testigo histórico de Castelar
El Ayuntamiento celebra la tradición oratoria de La Pepa con la entrega de los premios del grupo universitario ERA
Actualizado: GuardarAlgunos talentos tienen la capacidad de resumir con media docena de trazos lo que otros necesitan varios folios para explicar. Antonio Mingote Barrachina (Sitges, Barcelona, 1919) está considerado de forma unánime como uno de los dibujantes y humoristas gráficos más prestigiosos de la España del pasado siglo y del presente. Además, es escritor, periodista y académico.
Esa capacidad justifica por sí misma la concesión del premio Emilio Castelar a la Eficacia Comunicativa. «Redime a la prensa de su mediocridad», aseguró su presentador para ilustrar su prestigio.
El acto de entrega tuvo lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Cádiz, dentro del frenético programa de citas de contenido histórico, político y cultural que vivió ayer la capital gaditana. En esa agenda de carreras y coincidencias, fruto de la cercanía del Bicentenario de La Pepa, Mingote aportó la pausa y la sabia distancia que siempre supone el humor.
El maestro se mostró sorprendido por recibir un galardón con el apellido de Castelar cuando se considera «el peor orador del mundo», aunque agredeció que se le entregara en Cádiz, una ciudad que practica «el humor inteligente de forma tenaz».
Madre de la libertad
El académico celebró, especialmente, el entorno en el que recibía tal honor, que anualmente concede el Grupo de Estudios de Retórica Actual (ERA), adscrito a la Universidad de Cádiz.
Mingote, envuelto en el ambiente de celebraciones que ayer vivía la capital gaditana como uno de los ensayos generales antes del 19 de marzo de 2012, recordó la efeméride constitucional y se congratuló de que los eventos que acoge la ciudad estén agrupados «bajo la palabra sagrada, mi palabra más querida: libertad. La libertad no se conquista, ni se gana. La libertad se ejerce». Cada día de San José, aseguró Mingote, Cádiz celebra su condición de «madre de la libertad».
El genio del dibujo compartió distinciones y aplausos con otros dos celebrados comunicadores. El catedrático de Teoría de la Literatura, Darío Villanueva (Villalba, Lugo, 1950), recibió también el premio Castelar en el mismo acto, pero en la categoría de Elocuencia Retórica. Resaltó el «valor sentimental» del honor recibido, especialmente «para un gallego», al que tantos lazos literarios y afectivos unen con Cádiz, «ciudad por la que siento una rendida admiración que se ha acrecentado con mis frecuentes visitas».
José Antonio Hernández Guerrero, catedrático responsable del grupo que entrega este galardón, le presentó como una persona capaz de usar la palabra «de forma bella, con prosa pulcra y precisión, que llena sus discursos con el color de las palabras».
Eduardo Benot
El último premio entregado en la noche fue para el lingüista y vicepresidente de la Real Academia de la Lengua, Gregorio Salvador (Cúllar, Granada, 1927), que recogió la distinción Eduardo Benot que completa el fallo del jurado que anualmente concede estos honores a los representantes más destacados de la comunicación en España.
El catedrático hizo un repaso a su trayectoria lleno de modestia y humor. Resaltó sus lazos con Cádiz, que llegan hasta lo familiar puesto que su hija Aurora, también catedrática pero de Ciencias de la Educación, vive en la ciudad desde hace 27 años y gaditanos son cuatro de los siete nietos que le ha dado.
Con el Salón de Plenos lleno, los premiados recibieron el aplauso de todos los asistentes y unas últimas palabras de Teófila Martínez. La alcaldesa «más que felicitar, agradeció» a los distinguidos que difundan su ejemplo y que muestren a la sociedad el camino de la comunicación en libertad. «Todos somos vuestros aprendices», sentenció.