La gestión de Esteban Vigo

Tiene un mérito tremendo lo que está haciendo, con una plantilla que ahora vemos con capacidad y calidad de sobra para asumir el reto de subir a Primera. Y cómo está manejando la euforia existente en el entorno. Primero, insistiendo, a pesar de las voces optimistas que se alzaban desde hacía tiempo, en que el objetivo inicial era la salvación y que sólo cuando se superasen los 50 puntos cabía pensar en cotas más altas. Y él ha sido el primero, una vez alcanzada esa primera meta, en gritar a los cuatro vientos que la siguiente es ahora el ascenso. Incluso cuando se perdió, el pasado fin de semana en casa, contra la Real Sociedad dijo que veía a su equipo como claro favorito a quedar entre los tres primeros, que es lo que realmente importa para saborear las mieles de la categoría de oro la próxima temporada.

Ha sabido gestionar también muy bien a su plantilla. Ni siquiera ha vacilado con las dos incorporaciones (de campanillas, por cierto, sobre todo la de Altidore) del mercado de invierno. Ha seguido confiando en los jugadores que tenía desde el inicio y que lo han venido haciendo muy bien, dejando claro el mensaje de que los nuevos tienen que ganarse el puesto, por mucho nombre y curriculum futbolístico que tengan. El vestuario, de esta manera, no se ha desestabilizado, se han evitado malos rollos y se sigue teniendo muy presente que el auténtico jefe es Esteban Vigo.