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Josef Fritzl se movía por el «deseo de dominar a otra persona»

¿Qué piensa y siente una persona que ha violado a su propia hija durante 24 años en un sótano? Adelheid Kastner, la psiquiatra que realizó el peritaje psicológico de Josef Fritzl, se adentró ayer en el juicio en esa pregunta. Calificó a Fritzl como «intelectualmente dotado», pero con un «gigantesco deseo de poder».

E. M.
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La psiquiatra mantuvo varias entrevistas con Fritzl en la cárcel y éste le describió el ambiente de miedo y humillación en el que se crió. Al no poder crear la relación afectiva que deseaba con su madre durante su infancia, compensó este déficit luego «con el ejercicio del poder». Más que por el sexo, según la experta, la patología de Fritzl se centraba en el «dominio y el control» hasta poder decir de alguien «me pertenece». Un alguien que Fritzl personificó en su tercera hija, Elisabeth, a la que consideraba «cabezota» y a la que se propuso dominar.

La psiquiatra dejó claro que pese al déficit emocional y la alteración mental del acusado, Fritzl siempre fue consciente de sus actos. Por ello, la conclusión del peritaje es que Fritzl puede ser juzgado por los delitos que cometió. «Nadie puede asumir por él la responsabilidad de lo que el señor Fritzl ha hecho», afirmó la doctora.

Respecto a su capacidad de reinserción, la psiquiatra advirtió que su obsesión de control no se ha ido reduciendo con la edad y de que existe el riesgo de que vuelva a cometer graves delitos.