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Canadá recibe al ex presidente Bush al grito de 'criminal de guerra'

El ex mandatario republicano ofrecía su primera conferencia pagada y sin la presencia de periodistas

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Llegó de noche, en una avioneta privada, de buen humor, gastando bromas con los clientes de un restaurante italiano en el que apareció de improviso. Quizás él no los vio, pero el martes, mientras daba su primera conferencia pagada como ex presidente, unos 200 manifestantes le gritaban fuera «criminal de guerra». Tres personas fueron detenidas, una de ellas acusada de obstrucción y asalto a uno de los uniformados de la institución. Por su conservadurismo y tradición petrolera, Calgari, capital de Alberta, parecía el lugar ideal para él. Unos 2.000 hombres de negocios pagaron alrededor de 400 dólares canadienses (238 euros) por la comida y se levantaron en dos ocasiones a aplaudirle con una sonada ovación.

Según los invitados, el anterior inquilino de la Casa Blanca bromeaba con que tiene que pagarse la casa nueva que se está haciendo en Dallas (Texas), donde ha instalado su despacho, pero la prensa no puede dar fe de ello porque se le prohibió la entrada. Era la primera de diez Conversaciones con George W. Bush que le ha organizado una agencia de Washington, sin que se sepa por ahora cuánto cobra por su comparecencia.

Él quería hablar de las «difíciles decisiones» que tuvo que tomar, pero el moderador quería saber qué consejos da a quien hoy duerme en su cama e intenta arreglar el desbarajuste económico que le ha dejado. «No puedo ayudarle más que esto: No voy gastar mi tiempo en criticarle», prometió el ex mandatario republicano. «Se merece mi silencio».

Planes

Era todo un gesto teniendo en cuenta que su hombre de confianza, el ex vicepresidente Dick Cheney, no ha parado de dar entrevistas en las que critica severamente al presidente Barack Obama por ordenar el fin de la tortura durante los interrogatorios y le acusa de poner en peligro al país.

Los asistentes también querían saber qué planes tiene para su vida privada recién estrenada. Bush parece admirar los pasos de su antecesor Bill Clinton, porque su deseo es continuar con iniciativas para combatir la malaria y el sida en África, «ser útil», dijo, «no dedicarme a jugar al golf en mi retiro, sino contribuir a la sociedad».

Bush, que en sus últimas entrevistas parecía sentirse incomprendido, planea escribir un libro en el que explicará «las 12 decisiones más difíciles» que tuvo que tomar en la Casa Blanca. Algo que quienes lanzaban zapatos contra una figura suya instalada a las afueras no parecían querer oír. «Un criminal es un criminal», atajó Colette Lemiux a la agencia France Presse.