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La edad media en la provincia pasa de los 29 a los 38 años en tres décadas

La mayor caída de la natalidad se sitúa a mediados de los ochenta, con el inicio de la industrialización en la Bahía y la incorporación de la mujer al trabajo

E. MARTOS
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Cádiz envejece. La media de edad ha subido nueve años desde la época de la Transición, cuando los matrimonios tenían hasta tres hijos y la mujer solía quedarse en casa para cuidar de la prole. Entonces la población de Cádiz tenía unos 29 años de media, gracias a la fuerte tasa de natalidad heredada del baby boom de los sesenta. Los nacimientos rozaban los 24 por cada mil mujeres en edad fértil que se quedaban embarazadas al año. Tres décadas después este parámetro se ha reducido a la mitad y la edad media para la maternidad va camino de los 32 (cuatro años más). Así lo muestran los datos que publicó ayer el Instituto de Estadísticas de Andalucía (IEA), en un recorrido amplio desde 1975 a 2007.

El principal descalabro de los índices se produce a mediados de los ochenta, en pleno proceso de industrialización de la provincia y con unos índices niveles de paro. Esta época coincide con una mayor incorporación de la mujer al trabajo y el recorte de las familias que se forman. Entre 1983 y 1987 la tasa bruta de natalidad baja de 18 a 15 -en cifras redondas-, el mayor descenso de los tres últimos decenios. El motivo se debe a varias razones: cambios sociales, de mentalidad, adaptación a los patrones europeos y también económicos. Es en este periodo cuando la crisis se acentúa en todo el país, que permanece en recesión productiva hasta 1985.

Cambio de tendencia

Ya entonces era difícil plantearse aumentar la familia cuando el padre y la madre tenían que arrimar el hombro y es justo ahí cuando desaparece el tercer y cuarto hijo por pareja que marcaban las estadísticas de los cincuenta y los sesenta en toda España. La recuperación de la natalidad que se ha producido de forma generalizada en los últimos cinco años gracias a la inmigración no ha tenido los mismos efectos en la provincia, donde el número de extranjeros es más reducido.

No obstante, se apreció una leve subida entre 2000 y 2006 cuando llegó a aumentar en casi un punto -de 11,48 a 12,47 en un año por cada 1.000 mujeres en edad fértil- aunque luego descendió hasta los 12,19 en 2007, el último año del que el IEA tiene datos publicados.

El otro factor determinante para el aumento de la edad es la bajada de la mortalidad, no tan acusada como el índice de nacimientos, pero sí significativa. Este descenso comenzó incluso antes de que las parejas formaran familias de uno y dos hijos. De hecho, en 1975 comienza a aumentar la media de edad a la que los ancianos fallecen. Actualmente la esperanza de vida al nacer de hombres y mujeres aumenta casi en paralelo y a un ritmo rápido, en torno a los tres meses por año, según recoge la publicación Un siglo de demografía en Andalucía con la que el IEA acompañó a la evolución demográfica.

Este trabajo hace hincapié en el cambio que se ha producido en la mortalidad en jóvenes, especialmente en varones, donde la tendencia de las dos últimas décadas muestra un vuelco de las principales causas. De hecho, a mediados de los ochenta y principios de los noventa los fallecimientos por sida superaban a los accidentes de tráfico, en el caso de la provincia. Cabe recordar que Cádiz era uno de los territorios con mayor índice de consumo de heroína de España. Así, la disminución de los contagios y la reducción de los siniestros en carretera ha recortado la cifra.

En el caso de las mujeres también se ha visto reducida la tasa de mortalidad, especialmente en edades de entre 35 y 50 años, con la detección precoz y los métodos de prevención de los cánceres de mama y cuello de útero.

A la vista de los datos, la preocupación por el futuro es creciente con una población cada vez más envejecida, lo que afecta directamente a la economía y al sistema público tal como está planteado en estos momentos. De aumentar la edad media al ritmo que lo hace en estos momentos, la provincia se vería a mitad de este siglo con un promedio de 50 años, lo que arrojaría unos índices dramáticos de la natalidad y con ellos un nuevo cambio de la pirámide poblacional.

emartos@lavozdigital.es