Funes hace el signo de la victoria ante los miles de simpatizantes que le aclamaban en San Salvador. / AP
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La marea roja inunda El Salvador

El candidato del ex guerrillero FMLN gana las elecciones presidenciales a la derechista Arena

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«¿Sí, se pudo!» y «esta vez es diferente, Mauricio Funes presidente», eran los gritos de victoria coreados el domingo por la noche por los simpatizantes del ex guerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). La marea roja, otra más en el nuevo mapa latinoamericano girado a la izquierda, celebró la llegada del primer Gobierno de izquierda en el pequeño país. Mientras tanto, las caras largas dominaban el cuartel general del oficialismo, que volverá a la oposición tras 20 años en el poder. Con el 99,4% de los sufragios escrutados, el FMLN conseguía 1.349.142 votos (51,3%), mientras la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) se acercaba con el 48,7% (1.280.995 votos).

El primer discurso de Funes como presidente electo fue conciliador. Acompañado de su vicepresidente, Salvador Sánchez Cerán, el único ex comandante del antiguo FMLN que continúa en el partido, y de su familia, el periodista y profesor prometió respetar la Constitución, trabajar por la integración centroamericana, el fortalecimiento de las relaciones con EE UU, el «bienestar general» de la mayoría de los casi seis millones de salvadoreños, y en especial por los menos favorecidos, y «hacer de El Salvador la economía más dinámica de Centroamérica. Trabajaremos desde hoy».

Su rival, Rodrigo Ávila, reconoció pronto la derrota en presencia del presidente saliente, Elías Antonio Saca, también de Arena. «Seremos una oposición constructiva, una oposición vigilante para que en nuestro país no se pierda el sistema de libertades», dijo.

«Este día ha triunfado la ciudadanía que creyó en la esperanza y venció el miedo. Esta es una victoria de todo el pueblo salvadoreño», agregó Funes en su primera rueda de prensa tras el triunfo. Dirigiéndose a Arena, dijo que «como partido de oposición debe tener la seguridad de que será respetada y escuchada». También insistió en que defenderá «el régimen de libertades» y aceptará «la crítica» y respetará la «libertad de expresión» y «los diferentes cultos religiosos que profesan los salvadoreños».

Ante sus simpatizantes, Funes parafraseó el título del libro El turno del ofendido, del venerado escritor revolucionario Roque Dalton, asesinado en 1975 por sus propios compañeros. «Ahora es el turno del ofendido, ahora es la oportunidad de los excluidos, ahora es la oportunidad de los marginados, ahora es la oportunidad de los auténticos demócratas». También dedicó su éxito a «un santo que ilumina al pueblo salvadoreño, a nuestro obispo mártir monseñor Óscar Arnulfo Romero», asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa por un comando paramilitar de ultraderecha que obedecía órdenes del mayor Roberto d'Aubuisson, fundador de Arena.

Aseguró que sus principales armas serán «la Constitución de la República y la Biblia, porque no se puede dirigir sin la inspiración de nuestro señor Jesús», al tiempo que prometió que gobernará «como monseñor Romero quería que los hombres de su tiempo gobernaran: escuchando el clamor de justicia del pueblo salvadoreño».

Varios analistas coincidían en que, además de frenar la violencia y recuperar la economía, uno de los retos más importantes será pasar página a la polarización, que ha tensado los ánimos previos a esta consulta.

Aunque el FMLN ganó las legislativas de enero pasado, los partidos de derecha dominan la Asamblea Legislativa. También temen que el Gobierno de izquierdas se acerque demasiado a modelos como el venezolano o el boliviano y trate de reformar la Constitución.