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EXPERIENCIA. Eli Borrego en el 'stand' de Andalucía de la Bolsa del Turismo de Berlín (ITB), la pasada semana. / LA VOZ
ELI BORREGO TÉCNICO DEL PATRONATO DE TURISMO

«Si la gente quiere venir, llegará con vuelos directos o sin ellos»

Desde la ventana de su casa alemana, Eli Borrego (Fráncfort, 1968) le preguntaba a su padre si detrás de las montañas que se veían al fondo estaba España. Creció en Alemania hasta los 14 años, y quería ser periodista. «Era muy caro». Quién le hubiera dicho a aquella pequeña alemana -sin una pizca de acento germano- que «vivió, conoció y sintió Cádiz a través de la añoranza y de los ojos» de sus padres emigrantes de Algodonales, que terminaría promocionando por ferias de todo el aquella tierra con la que soñaba a 3.500 kilómetros de su luz. «Vender esto es muy fácil», dice Borrego, técnico de turismo del patronato Provincial de Turismo y la cara del destino en media Europa.

FRANCISCO APAOLAZA
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-Después de ver en el mostrador de al lado la competencia de destinos ¿Dónde está posicionada la Costa de la Luz?

-Tenemos de todo. Otros destinos tienen el sol y la playa, pero mucha gente no busca sólo esto. Tenemos alegría y hospitalidad, también lo hay en Turquía, pero no disponen de nuestros servicios. Además Cádiz tiene la luz, que falta en los países nórdicos. La luz es fundamental para ellos.

-¿Cuál es el mayor valor del destino?

-Además de las playas, el mayor valor es probablemente la tranquilidad. No es una zona masificada, lo que la distingue de otros destinos como Mallorca, la Costa Brava o Benidorm.

-Si tuviera una varita mágica, ¿qué cambiaría del sector?

-Más que cambiar, no dejaría que cambiara la idiosincrasia de la provincia. Esto tiene su parte de caos y la gente lo busca. Si todos los carteles y las cartas de los bares estuvieran en tres idiomas... No sería lo mismo. El turista que viene está en un hotel estupendo, pero le gusta coger un coche, buscar y descubrir una playa recóndita, andar media hora para llegar... Además me gustaría que el destino estuviera preparado para los turistas pero también para los habitantes de todo el año. Que sea una provincia divertida, con oferta complementaria, cultural, con infraestructuras...

-¿Y los vuelos directos?

-También, aunque si alguien quiere ir a un sitio, llegará con escalas. Si la gente quiere venir, lo hará con vuelos directos o sin ellos. Es cierto que dará más de sí, pero no lo es todo.

-¿Mantendría la oferta?

-Está claro que no todo deben ser complejos hoteleros y habría que mantener zonas para distintos tipos de turistas: grandes hoteles, complejos de golf pero también hoteles surferos, alojamientos rurales y complejos turísticos para gente con menos poder adquisitivo. Si te centras en un sólo tipo de turista, puede llegar otro destino con la misma oferta y todo puede cambiar. Hay que ser variado. Si se centra en el alemán... El turismo es una moda y una cuestión de ciclos. Cambia la climatología, los gustos, la economía.. Quién sabe.

-¿Qué no sabemos de los viajeros?

-Cada vez preguntan más por Cádiz capital. Cada vez se interesan más solamente por la ciudad. Tienen una idea de algo industrial, pero luego les sorprende muchísimo. No se imaginan que es tan interesante, su historia, ese casco antiguo tan acogedor, el bullicio... En general, no sabemos que ellos saben cada vez más de nosotros.

-Después de crecer añorando Cádiz, ¿cómo se siente al promocionarla?

-La primera vez que fui a Fráncfort me quedé en el hotel Intercontinental. Yo nunca había estados en hoteles. Llamé a mi padre para decírselo y nos emocionamos los dos. ¿Cómo pasa el tiempo! Él había llegado con una maleta de cartón en tren y yo en avión... No sé si es mucho o poco, pero el lugar en el que estoy se lo debo a ellos, a su esfuerzo. Es un honor.

apaolaza@lavozdigital.es