El hombre que desquicia a Mubarak

Cuando Ayman Nur llegó a su casa el 18 de febrero no tenía llaves. Nadie sabía que iba a ser liberado. Tras más de tres años en prisión, el hombre que aspiró a la presidencia de Egipto y osó retar al omnipotente Hosni Mubarak fue excarcelado por motivos de salud, pero en realidad las razones van mucho más allá de su diabetes. La respuesta podría tenerla el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

La liberación de Nur ha sido reivindicada tanto por EE UU como por muchos gobiernos europeos desde que fuera encarcelado en 2005. Fundador del partido Al-Ghad (El mañana) y una de las voces más críticas con Mubarak, había hecho campaña contra todo lo que iba (y va) mal en Egipto: el totalitarismo del régimen, el desprecio por los derechos humanos, la corrupción rampante de funcionarios y autoridades o, por poner fin a una larga lista, la pobreza. También fue uno de los más feroces opositores a que el hijo de Mubarak le suceda en la presidencia.

Como candidato en las primeras presidenciales libres, unos comicios poco limpios según los observadores internacionales, Nur sólo consiguió el 7% de los votos. Pero su desafío no sentó bien en palacio. Poco después de las elecciones, fue arrestado, procesado y condenado a cinco años de cárcel por supuestamente falsificar unas firmas para la creación de su partido. Ahora, libre al fin, Nur ha confirmado que seguirá en política, aunque no liderará su partido. El país del Nilo es uno de los principales aliados de Washington en Oriente Próximo. Sin embargo, la Administración Bush decidió que era difícil seguir mirando a otro lado y condicionó las aportaciones a una mejora de los derechos humanos. Mubarak se ha resistido a caer en el chantaje, pero varios años de malas relaciones parecen ser suficientes. Ahora, quitar de en medio el escollo de Nur puede servir para empezar con buen pie con Obama.