Sálvenos quien pueda
VUELTA DE HOJA En el naufragio económico podemos ahogarnos todos, incluso los que estaban nadando en la abundancia. Empiezan las movilizaciones en demanda de auxilio. Las menos preocupantes son las de universitarios ya que hemos quedado en que el deber de la juventud es la rebeldía y además sabemos que los estudiantes no hacen revoluciones, sino algaradas. Lo que no presagia nada bueno es que los jueces convoquen otra huelga, que los militares exijan reformas de la Ley Militar y que los policías reclamen a Rubalcaba un salario digno. ¿Quién está contento en esta hora de la vida española? Los morosos de la banca han aumentado un 148 por ciento durante el mes pasado, la industria automovilística pide una ayuda de 1.200 euros para quienes se atrevan a comprase un coche y los que prefieren viajar en avión temen que los pilotos de Iberia vayan a la huelga.
Actualizado: GuardarComo siempre que las cosas van mal, pueden empeorarse. De momento lo que urge es encontrar responsables. Los ha encontrado la vicepresidenta del Gobierno, que ha llamado «inconscientes» a los subsecretarios. Es el gran servicio que prestan siempre los inmediatamente inferiores. Como la culpa pesa hay que repartirla, pero la condición es que los demás se lleven la mayor parte. ¿No sería mejor que le hiciésemos caso a los que piden un pacto de Estado ante la situación de «emergencia nacional»? A las cosas hay que llamarlas por su nombre, aunque lo que ha ocurrido no tenga nombre. Si acaso y para sintetizar, podríamos decir que la avaricia ha roto el saco. Se prevén más movilizaciones para la primavera, que está al caer, pero el peligro vendrá cuando se movilicen los parados. La quietud obligatoria cansa mucho.