CALLE PORVERA

la generación del juguete

Hay cosas que cambian en la vida de las personas sin remedio alguno. Cuando la madurez comienza a llamar a tu puerta, arrastra consigo un número de responsabilidades que años atrás ni siquiera pasaban por tu mente. Una de ellas es la paterna o materna, que sin duda cambia tus hábitos cotidianos de un plumazo. Sin ir más lejos, yo he pasado de salir a tomar algo o ver una película los viernes a chuparme los consejos de Supernanny, un programa de televisión enfocado a los padres que tienen dificultades para educar a sus hijos.

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Hasta el momento, no he pasado por estos avatares porque mi hija aún es pequeña, pero está bien saber los problemas que surgirán en el futuro si descuidamos algunos aspectos en la educación de los pequeños. Por lo que he podido comprobar, ahora ningún niño tiene carencias materiales, como ocurría en otras épocas, en las que no todos los padres podían comprarle a los hijos las últimas novedades en juguetes. La sociedad actual globalizada ha inculcado a los progenitores, de forma equivocada, que la felicidad se consigue teniendo lo mejor que haya en el mercado. Esa es al menos mi opinión, no sé si será compartida por muchos, pero a mí realmente me llama la atención que antes sólo los privilegiados tenían a su alcance las mejores bicicletas, coches teledirigidos, etc Tiene gracia que los que han crecido bajo el manto de la democracia tengan tan poco interés por cultivarse en ámbitos culturales y educativos, y los que se los transmiten a sus hijos sean una minoría. En cambio, el afán materialista continúa creciendo y también el de conquistar la celebridad popular a cualquier precio. Todos quieren que los pequeños sean Bisbal, Nadal o el último comentarista de Ana Rosa, porque ése es el ideal de éxito que predomina.