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Presión en el PSOE para pactar con el PP
Las alianzas con los nacionalistas se perfilan casi imposibles Los cambios estructurales exigen el acuerdo de los dos grandes
Actualizado: GuardarEn la legislatura pasada nadie lo planteó; al comienzo de esta pocas y tímidas voces lo pedían; tras las elecciones vascas y gallegas, las opiniones en el PSOE a favor de sellar un gran pacto con el PP han adquirido un peso apreciable entre diputados y presidentes autonómicos. La estabilidad parlamentaria y las respuestas a la crisis son los dos grandes argumentos que esgrimen los socialistas partidarios de esta tesis que tropieza con la resistencia de José Luis Rodríguez Zapatero a arrumbar la estrategia de la geometría variable para pactar con unos y otros.
Euskadi es el banco de ensayo de la primera alianza de socialistas y populares en una autonomía. Una experiencia que, según dirigentes del PSOE, puede ser «la palanca» para hacer lo propio en Madrid. Si el acuerdo es posible para desalojar al PNV del Gobierno vasco, sostienen los defensores del pacto, por qué no se va a poder fraguar en el Congreso para asuntos de Estado en los que los nacionalistas no son socios fiables.
Fuentes del partido gubernamental mantienen que la respuesta a la crisis tiene que ser conjunta porque la dimensión del problema hace inevitables la adopción de medidas que tendrán un indudable coste político. Los ciudadanos, además, no comprenden que PSOE y PP anden a la greña por sus intereses particulares ante tamaña depresión. Asimismo, agregan los valedores de la 'gran alianza', hay cambios estructurales que no se pueden acometer en solitario. La reforma laboral, la unificación del mercado o el abaratamiento de los servicios son, entre otras, iniciativas que requieren el consenso de los grandes. También es imprescindible el pacto para cuestiones pendientes de la pasada legislatura, como el acuerdo sobre la justicia, tanto en su apartado legislativo como en la renovación del Constitucional; y para otras de futuro, caso de la presidencia de la UE en 2010.
El entendimiento es posible, arguyen las fuentes consultadas, porque si se ha conseguido en la lucha contra ETA, impensable hace apenas un año, tiene que ser factible en otras áreas sensibles. El camino, subrayan, es el de la reciente conversación entre Zapatero y Mariano Rajoy sobre las dificultades que se ciernen sobre algunas entidades financieras. Un cara a cara entre los dos líderes podría sentar las bases de un acuerdo de mínimos que dé respuesta a los grandes retos sin menoscabar el legítimo enfrentamiento partidario.
Aritmética
Pero es que además está la aritmética parlamentaria, endiablada para el PSOE tras los comicios autonómicos. El Ejecutivo sabe, y lo ha comprobado, que no podrá contar con el PNV si se materializa el cambio en Euskadi; tampoco parece que pueda mantener el apoyo del Bloque Nacionalista Galego, decidido a marcar distancias tras su revés electoral. Unas desafecciones nada baladíes pues esas dos fuerzas permitieron aprobar los Presupuestos. Con CiU, el PSOE casi da la batalla por perdida porque la federación catalana está convencida de que sólo desde la oposición en Madrid podrá recuperar el Gobierno de Cataluña.
Un cuadro que reafirma en sectores socialistas la idea del pacto con el PP porque el entendimiento con los nacionalistas es útil siempre que estos gobiernen en sus territorios. El problema es cuando pasan a la oposición, como ahora, porque el nacionalismo concluye que sólo podrá revertir la situación mediante el enfrentamiento con la Moncloa.
El abrigo que proporcionan las fuerzas de izquierda es escaso para un invierno de crisis. El Gobierno puede contar con IU, Esquerra Republicana o Iniciativa para ciertas leyes sociales, por ejemplo para la reforma de la ley del aborto, pero poco más. Su peso numérico, cinco diputados, hace que sean poco relevantes, y, encima, su estrategia para crecer también pasa por distanciarse del PSOE.
Modelos económicos
Aun así, la dirección del partido se mantiene inamovible en su determinación de capear el temporal con acuerdos ocasionales. El vicesecretario general, José Blanco, ya ha convocado al portavoz de los republicanos, Joan Ridao, según fuentes de la formación independentista, para hablar de una eventual colaboración. Los optimistas aseguran que los Presupuestos se podrían haber sacado con los cinco diputados de Esquerra e IU más los dos de Coalición Canaria, e insisten en que para propuestas económicas aún está CiU. «No hay ningún elemento para pensar que nos vaya a apoyar menos que hasta ahora porque tampoco el mundo empresarial, muy importante para la coalición, lo entendería», afirma un dirigente del grupo socialista.
Lo que nadie discute es que, de aquí al verano, habrá que sufrir y perder votaciones parlamentarias. Después, ya se verá. Algunos dirigentes confían en que cuando el PNV asuma su paso a la oposición y se firme, por fin, un acuerdo sobre financiación autonómica que despeje las relaciones con las fuerzas catalanas, el escenario cambie. Además, los detractores del pacto con el PP, creen necesario que los ciudadanos visualicen que Gobierno y oposición defienden modelos económicos distintos: el liberalismo extremo, que endilgan a los populares, y el suyo, de corte socialdemócrata.