
Los ministros del G-20 escenifican su unidad por encima de sus diferencias
La reunión de los ministros de finanzas del G-20, preparatoria de la cumbre del próximo 2 de abril, concluyó ayer en el sur de Inglaterra con un comunicado en el que se comprometen a hacer lo necesario para restaurar el crecimiento, pero sin compromisos públicos específicos que resuelvan las cuestiones que les dividen. La nota final de la cumbre añade poco a los principios para hacer frente a la crisis que se presentaron en noviembre durante la reunión del G-20, en Washington. Enumera de nuevo una serie de ideas para guiar la coordinación de las políticas de las principales economías ante la crisis. Y aplaza el espinoso asunto de la reforma de la regulación internacional del sistema financiero.
Actualizado: GuardarEl secretario del Tesoro de EE UU, Tim Geithner, subrayó que lo positivo es «el consenso amplio sobre la necesidad de actuar agresivamente para restaurar el crecimiento de la economía global».
Respecto a la contribución al Fondo Monetario Internacional (FMI), China se niega a aportar fondos mientras no se le de voz y voto en la gobernación internacional. En los preparativos de la reunión, EE UU sugirió que los países europeos, que saldrían perdiendo con la reducción de su papel en el FMI, aceptarían una aceleración del calendario de reforma a cambio de que el organismo sea más activo en la estabilización de las economías del Este, cuyo deterioro preocupa en la UE. El ministro español de Economía, Pedro Solbes, señaló que «se está hablando de una aportación adicional al FMI de 192.000 millones de euros», a los que España contribuiría con 2.300. Ésa es la opción europea, mientras que EE UU proponía el doble. Solbes señaló esa cantidad y añadió la disposición general de aumentar las aportaciones si se considera posteriormente necesario.