Blues del autobús (de línea)

Pronto sabremos si Luis G. R. (el Luí) habrá sido capaz de vender la celda del Puerto II en que se hospeda («Coqueto apartamento en El Puerto de Santa María. Urge señal»). Cabe la posibilidad, pero vender un bonobús para el asunto que me trae lo llevaría más crudo... Esto no es que vaya emchampelao como los cuplé, sino que mientras estaba leyendo las andanzas de los Bonnie and Clyde de la Bahía he encendido un cigarrito y sin querer he visto la esquela, «Fumar puede matar». De hecho, a fuerza de ser jartible, esto más que un blues es un pasodoble sentío: Por Puerto Real, por Arcos de la Frontera, por Algodonales, por Alcalá de Los Gazules, por Prado del Rey, por El Bosque, por El Puerto de Santa María (Buen precio, urge señal), joé, por media provincia no pasa el autobús.

Fumar puede matar, y cruzar la Nacional 443 para llegar al otro lado de la Zona Franca donde están esas calles, también. Me lo contaba el otro día un amigacho concienciado que usa el transporte público para ir al trabajo (aparcó hace dos meses en Viudas y ya no mueve el coche. Pero bueno, eso es de otro blues), «Fíjate que no lo han metío dentro de los programas del Doce, pero sortear todos los días los coches que vienen y van al puente te sube más la adrenalina que la Gran Gymkana». Por lo visto, supera a lo de Residencia cuando no había semáforo, diez o doce a la vez jugándose el tipo (sssun sssun sssun) para llegar a la otra parte de la carretera que sigue siendo Cádiz, pero como todavía no han hecho los palafitos es el más allá... Y no lo digo por el tanatorio. Aunque también, que puede usted ir hoy como doliente y al día siguiente le duelen como cliente... Casi mejor ser cliente del Luí... Qué joío, ha dejao chico el camarote de los hermanos Marx, con sus principios (tenía más, por si no gustaban). Bueno, también los tienen los autobuses: Simón Bolívar, Plaza España... pero no cumplen su fin.