¿Al abordaje, mis jornaleros!
Medio centenar de manifestantes asaltan también por sorpresa el barco 'Canarias' en el muelle Ciudad
Actualizado: GuardarLa tripulación reclutada por el alcalde de Espera, Pedro Romero (IU), apenas alcanzaba el medio centenar. Mientras el grueso de la infantería llegada desde todas las localidades de la Sierra gaditana y varias de la provincia de Sevilla marchaba desde la plaza de Asdrúbal hasta la de Mina escoltado por el Cuerpo Nacional de Policía, el regidor comenzó a retroceder. «Seguidme los jóvenes, venid conmigo», decía mientras avanzaba por la acera en sentido contrario al del resto de la manifestación. Algunas personas mayores hacían ademán de unirse a la contramarcha, pero Romero los detenía: «No, sólo los jóvenes». La estrategia estaba preparada y la acción prevista no estaba exenta de riesgo.
Reclutada la marinería, los llevó por las calles que discurren paralelas a la avenida. A pocos metros de las Puertas de Tierra se detuvo la comitiva para que su capitán les pusiera al corriente. «Vamos a quedarnos aquí un poco para dar tiempo a que los demás avancen; cuando hayan pasado de largo de la plaza de Sevilla, entramos en el muelle y abordamos un velero que hay allí atracado», explicó Romero.
Después de que buena parte de los marineros y grumetes hicieran discretamente lo que nadie más podía hacer por ellos, reanudaron la marcha con no menos firmeza de la que mostraban antes. Prontos al combate, desde la Cuesta de las Calesas aguardaron que el final de la manifestación cruzara Canalejas para dirigirse hacia la plaza de Mina. Sin rastro de la presencia policial, comenzaron el descenso hasta la plaza de Sevilla.
Pasaron distraídamente antela garita de seguridad del muelle. Hablaron brevemente con el mando del puesto y siguieron su camino. Pero la valla por Canalejas era insalvable. La tripulación volvió el rostro hacia su capitán, a la espera de que les diera la solución oportuna. «Vamos para la entrada», dijo Pedro con una decidida voz de trueno. Ante la barrera de seguridad titubearon no más de un instante. A la carrera y con las banderas al viento llegan hasta la pasarela del Christian Radich, buque escuela de la Armada noruega.
Un marinero nórdico detiene el intento de abordaje. Sin un minuto que perder, retoman la carrera a lo largo del muelle Ciudad. Llegan hasta el buque ro-ro Canarias de Trasmediterránea. Sin encontrar oposición avanzan por el interior del navío hasta tomar la cubierta junto al puente de mando. Durante una hora tremolan sus banderas junto a la borda. Finalmente acaba el sueño del abordaje; si desalojan pacíficamente no serán detenidos ni acusados de piratería.
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