Sociedad

Presa de las bulerías

Soraya Clavijo acertó en el baile por tarantos, lo mejor de la noche

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Los cambios de última hora pueden jugar una mala pasada y en el de Soraya Clavijo, se notó. Quiso agradar, y todo hay que decirlo, hizo cosas buenas, muy buenas pero esas ráfagas de baile fueron eso, pequeños momentos que gustaron mucho, pero que los repetitivos encuentros con las bulerías perpetraron su éxito. Contó con una colaboración de lujo. El cante de Fernando, de la gañanía, del campo a modo de trilla se fundió con la bulería. Soraya escogió bien a sus cantaores. Un Ezequiel Benítez que, aunque pudimos escucharlo poco, demostró mucho. Sin embargo Juan Jose Amador fue lineal. Mari Peña estuvo acertada en la elección de letras. Las bulerías fueron el leit motiv. Después de la trilla ahí estaban ellas, con el baile de Clavijo, que no acabó de encontrarse. Parecía nerviosa. En las alegrías empezó a ser ella, como la hemos visto en otras ocasiones, más feroz con el baile, y derrochando fuerza. Vuelta a las bulerías con más pataítas que resultaron poco llamativas. La jerezana acertó con el taranto. Se impuso el baile, las hechuras bien dominadas. La lentitud de su baile le favorece, y si es un estilo libre de cante, mejor. La hace expresarse con más enjundia. Hubo tangos y Fernando dejó, de nuevo, el sabor del cante por bulerías acompañado de la guitarra de Domingo Rubichi. Un final poco relevante en una silla terminó la noche.