España no va de cine
9 millones de espectadores dejaron de ir a las salas el año pasado Los filmes españoles vendieron millón y medio de entradas menos
Actualizado: GuardarMás de 9 millones de espectadores dejaron de ir al cine el año pasado. La cruel paradoja es que nunca se han visto más películas: 350 millones de descargas ilegales en 2008 sólo en nuestro país. Hasta que no se cobre por bajárselas de Internet, la taquilla sigue siendo el baremo para medir la salud de una cinematografía. Y la española no sale muy bien parada, con casi millón y medio de espectadores perdidos.
Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal comandó el box office, según las cifras definitivas proporcionadas por el Ministerio de Cultura. Atrajo a 3,5 millones de espectadores. Hay que descender hasta el puesto 15 para encontrar un título nacional: Los crímenes de Oxford, de Álex de la Iglesia, con millón y medio de entradas. En resumen: 71% de cuota de mercado para los americanos y 13% para el producto patrio.
La presidenta de la Academia, Ángeles González Sinde, invita a fijarse en un dato que atempera el batacazo del cine español: la asistencia a las salas ha descendido también para Hollywood. «Indiana Jones ha hecho mucho menos que El orfanato en 2007; y Hancock está por debajo de Piratas del Caribe. Entre las veinticinco primeras películas no hay ninguna que no sea española o americana. Ni rastro del cine francés, italiano, alemán...».
González Sinde olvida a Reino Unido, aunque El caballero oscuro' y 007: Quantum of Solace podían pasar por americanas, al igual que la saga Harry Potter. Lo verdaderamente grave es que las salas se vacían. Ir al cine parece un hábito social condenado a la extinción. «La situación de la exhibición en España es insostenible», advierte Enrique González Macho, que reúne la triple condición de productor, distribuidor y exhibidor. «El cierre de salas -39 menos que en 2007- es un dato sintomático, tanto en centros comerciales como en el centro de las ciudades. Las suspensiones de pagos se multiplicarán este año. Y habrá muchas».
No sólo son demolidos los templos con cortinas de terciopelo de la Gran Vía, también las multisalas de la periferia. Un ejemplo: Pedro Almodóvar organizó ayer la presentación a la prensa de Los abrazos rotos en Kinépolis, un multiplex de 25 pantallas -el mayor de España- en Pozuelo de Alarcón; no había una sala en Madrid que pudiera acoger a tanto periodista.
El descenso de la asistencia a los cines es un fenómeno mundial. En Estados Unidos ha bajado un 2,5%, aunque la recaudación ha aumentado ligeramente por la subida del precio de la entrada. Sigue siendo una actividad de ocio menos costosa que asistir a un evento deportivo o a un concierto de rock. Sobre todo en España, el segundo país que más piratea del mundo detrás de China. ¿Para qué pagar una entrada si el ADSL regala Kung Fu Panda y Mamma mía!? ¿Quién encuentra ya un videoclub?
«El ministerio de Industria debe organizar el mercado de las operadoras de telefonía. A este paso, vamos a quedarnos sin contenidos», confía González Sinde. No cree que exista una animadversión hacia el cine español por parte del público, «porque cuando está bien distribuido y promocionado encuentra su hueco».
La desdicen los malos resultados de algunos filmes bastante publicitados en los medios. Todos estamos invitados parecía la película definitiva sobre ETA, y sólo la vieron 150.000 personas. Por no hablar de Sangre de mayo, de José Luis Garci, que costó 15 millones de euros de la Comunidad de Madrid. Ha recuperado 740.000.
A González Macho le enerva que el cine español casi siempre sea objeto de atención en los medios para las malas noticias. «Si dos actores franceses hubieran obtenido el Oscar dos años seguidos aparecerían a diario en los periódicos. Aquí casi se critica a Penélope por ganarlo». El dueño de Alta Films y la cadena Renoir teme que, cuando la Administración tome medidas contra la piratería, sea ya tarde. «No existirá industria, como ha ocurrido con la música».
De los cinco títulos españoles más rentables, cuatro se rodaron en inglés, ya que resulta más fácil encontrar financiación y después amortizarlos en otros mercados. González Sinde no cree que rodar películas que no parezcan españolas sea la solución: «Por esa regla de tres, ¿vamos a escribir las novelas en ingles? Por no hablar del cine en euskera y catalán».
Todo hace prever que en 2009 se invertirán los malos resultados con los esperados regresos de Amenábar, Almodóvar y Trueba.