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MARÍA JOSÉ. La almeriense demostró su buen hacer. / J. F.
Sociedad

Juventud y experiencia pusieron la guinda

El Palacio cierra programa con una tarde de contrastes

JAVIER PRIETO
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Última sesión del Festival en el Palacio de Villavicencio.Un ciclo dedicado exclusivamente a la mujer en el flamenco en el que la apuesta prioritaria por la guitarra femenina ha sido sin duda lo mas llamativo.Desde ayer,a las históricas Matilde Cuervas,La Serneta o Aniya la de Ronda,podemos sumar un siglo después a Celia Morales,Antonia Jiménez,Laura González y Mercedes Luján, como nombres de mujer para los anales de la guitarra flamenca.

Mercedes Luján que es la que hoy nos ocupa,se presentaba por primera vez como solista ante el público con tan solo 21 años.Esta murciana nacida en Lorca comenzó dedicando el concierto a las víctimas del 11-M.Arrancó muy nerviosa por soleá,con fallos en los cambios de tonalidad y con un tremolo bastante débil,destacando algo mas en el bordón.La rumba que continuó se vio afectada por el alto volumen del cajón que nos impidió apreciar el toque.Por fandangos y acompañada de violonchelo y percusión Mercedes comenzó a sacudirse los nervios,apuntando detalles rítmicos de cierta dificultad.Algo que consolidó en los tangos y bulerías con los que cerró su actuación.A pesar del camino que indudablemente le queda por recorrer dejó pinceladas que agradaron a los aficionados.

María José Pérez comenzó abrumando con una granaína y media de alto nivel.La guitarra de Miguel Ochando brilló con luz propia durante todo el repertorio de la almeriense,sobre todo en unas seguiriyas en las que la cantaora nos volvió a asombrar con una cabal maravillosa.La inclusión entre los dos cantes de una canción propia ,a tiempo de alegrías ,no entusiasmó al respetable.

Las bulerías finales no terminaron de cuajar hasta que Mª José decidió encajar ,con éxito,unas verdiales en el compás amalgamado.