Asesina a diez personas y se suicida en EE UU
Durante un sangriento viaje por Alabama, el criminal acabó con la vida de cinco familiares
Actualizado:Las autoridades de la sureña Alabama seguían preguntándose anoche por los motivos que llevaron a Michael McLendon, un antiguo trabajador de una industria metalúrgica de unos 30 años, a cometer la mayor masacre en la historia del estado norteamericano. Once muertos, incluidos cinco familiares del propio asesino, quien tras protagonizar una larga huida de la Policía se suicidó de un tiro en la cabeza.
La matanza comenzó cuando McLendon prendió fuego a la casa donde vivía con su madre en una zona rural cercana a los límites del estado de Florida. La Policía encontró el cadáver carbonizado de la mujer, aunque todavía no ha determinado de forma oficial las causas exactas de la muerte. Luego, condujo su coche unos veinte kilómetros hasta el pequeño municipio de Samson, donde acabó con la vida de nueve personas -cuatro de ellos miembros de su familia- además de herir de diversa consideración a otras cuatro.
Según el relato policial, cinco personas fueron abatidas de golpe en el porche de una vivienda, además de otra mujer de 74 años que se encontraba en la casa de al lado. Un bebé de 4 meses fue el único superviviente de este primer ataque indiscriminado. Entre las víctimas mortales no relacionadas con la familia del asesino se encontraban la esposa de un sheriff del condado de Geneva y el hijo pequeño de ambos, de 18 meses.
McLendon volvió a su coche y empezó a dar vueltas alrededor de Samson, disparando desde la ventanilla a todo el que se le ponía a tiro. Otras tres personas cayeron víctimas de sus balas. Una mujer no tuvo tiempo de protegerse cuando salía de una gasolinera. mientras otro hombre que iba al volante de su vehículo sufrió un impacto mortal cuando se cruzó con el asesino. Otro varón que sí se percató de lo que estaba pasando trató de huir pero un tiro por la espalda acabó con su vida.
Indemnes de milagro
El asesino también logró disparar a un grupo de personas que se encontraba a las puertas de un almacén de la cadena Wall-Mart, aunque de puro milagro no se registraron heridos graves.
Entre los que asimismo viven para contarlo se encuentra un contratista que se vio sorprendido mientras llenaba el depósito de su vehículo. Como si de una secuencia cinematográfica se tratara, el asesino irrumpió en la gasolinera a toda velocidad y tras una espectacular frenada sacó su rifle por la ventanilla. «Pensé que se trataba de un juego», contó luego el afortunado superviviente.
En el último capítulo de su carrera mortal, el asesino viajó otros veinte kilómetros con la Policía pisándole los talones hasta la factoría en la que había trabajado hasta 2003. Tras un breve intercambio de gritos con los agentes, McLendon apuntó su arma contra sí mismo y se quitó la vida.