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SOMOS DOSCIENTOS MIL

No me convencen

IDELFONSO CÁCERES
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Paseaba el otro día por el centro de la ciudad cuando, en la calle Consistorio, me topé de bruces con la solución a todos nuestros males. Creo que, a estas alturas, es innecesario que este cronista incida sobre la enorme crisis en la que se halla nuestro país, en el marco de la grave situación financiera internacional, crisis que en España tiene connotaciones muy especiales debido a la importante destrucción de empleo, con cifras que rondan los cuatro millones de desempleados. Ello, trasladado a nuestra ciudad en la que de siempre el paro ha sido un gran problema, implica una crisis doblemente grave ante la que no debemos alarmarnos pues, como les decía, paseando por la calle Consistorio uno se tranquiliza al comprobar que nuestras Autoridades dominan la situación, y de hecho han instalado el primero de los carteles que anuncia la solución a los importantes males que acucian la ciudad.

Y ¿cuál es dicha solución?, se preguntarán ustedes, si es que a estas alturas les pica la curiosidad. Pues vivan felices y tranquilos, como si nada pasara, ya que con la eliminación de la barrera arquitectónica que suponen los dos escalones existentes en el acceso al Ayuntamiento jerezano por calle Consistorio, el grave problema vislumbra su solución. De hecho, las obras implican sustituir estos escalones por una enorme obra de ingeniería pueblerina, consistente en instalar una plataforma exterior al mismo nivel que el vestíbulo interior del edificio, de manera que el acceso a dicha plataforma se realice, bien mediante rampa por un lado, bien mediante los tradicionales escalones por el otro. Las obras se ultimarán con la instalación de unas luces encastradas que alumbren la fachada.

Y aunque resulte extraño que el Ayuntamiento jerezano -que para otorgar una licencia a cualquier humilde negocio, tan pejiguera se muestra con las entradas adaptadas, los accesos adaptados y no se cuantas adaptaciones más-, aún no se hubiera aplicado la misma normativa y, durante tantos años, ha permitido que exista la barrera arquitectónica en el acceso al edificio municipal, tampoco a estas alturas vamos a andarnos con menudencias, máxime cuando la supresión de esa barrera supone el pistoletazo de salida a toda una serie de obras que, no solo servirán para arreglar, embellecer y transformar nuestra ciudad, sino que crearán empleo, darán trabajo a la industria auxiliar y, por si fuera poco, sacarán a Jerez del tradicional letargo económico en que vive, precipitado a causa de la crisis de marras.

Además no se agobien si se pierden entre las numerosas medidas, pues como son tantas las soluciones puestas en marcha para paliar la crisis, imposibles de ser englobadas en un único plan, a base de cartelazos se está especificando a que plan corresponden, por lo que el ciudadano tendrá perfectamente claro si la obra se realiza con cargo al Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo (Plan E), y si dentro de éste lo es a su vez con cargo a los fondos del Plan Estatal de Inversión Local o, si por el contrario, las obras pertenecen al Plan Extraordinario para la Mejora de la Empleabilidad de las Personas Demandantes de Empleo (Plan MEMTA), o al Programa de Transición al Empleo de la Junta de Andalucía (Plan PROTEJA). Lo lamentable es que la segunda vez que paseo por la calle Consistorio y veo las obras, me llega la preocupación, pues tengo la impresión de que tras tantos planes simplemente se esconde la ineficacia más absoluta para encarar la crisis y salir de ella. Hacer obras que emplean a cinco o diez trabajadores durante dos meses, en modo alguno es solución para la que se nos ha venido encima. Y aunque siempre me podrán decir que mejor es esto que no hacer nada, quizás, si lo meditan detenidamente, igual coinciden con este cronista en que tantos planes tan sólo logran convencer a los cientos de enchufados y asesores que seguramente se han colocado al amparo de los mismos